¿Cuál es el secreto para la felicidad? ¿Será una receta que todos podemos seguir o es algo más? La respuesta a estas preguntas parece simple, pero la realidad es mucho más compleja porque la verdad detrás de todo esto depende grandemente de nuestra actitud ante la vida. Así es como nos deja Eddie Jaku conocer su historia a través de sus memorias en el libro “El hombre más feliz del mundo”, el cual reseñaremos en esta ocasión y esperamos sea un manual, más que un ejemplo, de cómo podemos alcanzar nuestra propia felicidad.

Eddie Jaku, que nació en 1920 como Abraham Salomon Jakubowicz, se sentía orgulloso de ser alemán, de pertenecer a un pueblo educado, trabajador y emprendedor que cumplía las leyes. Hasta que perdieron la Gran Guerra y todo fue cambiando; el pueblo se volvió hostil y necesitaban buscar a quien culpar, cosa que Hitler les proporcionó al señalar a los judíos como los responsables de todas sus desgracias. Las personas educadas, civilizadas y amables que cumplían las leyes, perdieron totalmente la capacidad racional para distinguir entre el bien y el mal, y de la noche a la mañana se convirtieron en una versión que se regocijaba con el sufrimiento ajeno. A partir de 1938, Alemania se transformó y el drama de Eddie comenzó.
De niño vivió feliz con su familia, cuando tuvo la oportunidad de emigrar para estudiar, lo aprovecho y obtuvo su título de ingeniero, pero poco duro esta estabilidad, pues tan pronto como se graduó fue trasladado a un campo de concentración, lejos de todo lo que conocía y estimaba. “De repente lo había perdido todo: mi familia, mis posesiones, la fe que me quedaba en la humanidad. Me robaron la dignidad… solo era el número 172338”. La tragedia de Eddie parecía no tener fin, fue trasladado de un campo de concentración a otro, forzado a trabajar para sus opresores, detenido en incontables ocasiones y aislado del resto de la sociedad por su condición. En Alemania era un judío y en otros países era un alemán, a donde fuera, su historia y su sangre era lo que la gente veía.
Pero eso no lo detuvo de buscar algo, inclusive la más leve chispa de que no todo estaba perdido, de que lo que estaba viviendo era un aprendizaje. Es por ello que, en este libro, nos podemos asombrar de encontrar como Eddie es capaz de recordar todo lo vivido en la Alemania nazi, relatándolo con una sublime serenidad y colosal entereza sacada siempre del lado positivo de la situación más adversa, agradeciendo constantemente a la vida no solo su fortuna, sino por los aprendizajes adquiridos a través de su experiencia.
–PORQUE, LA VIDA ES MARAVILLOSA SI ERES FELIZ.

Y teniendo un ejemplo tan significativo como la vida de Jaku, me pregunto, ¿qué nos falta a nosotros para alcanzar la dicha? Simplemente, soltar y aprender a disfrutar.
Eddie Jaku juró que aprovecharía al máximo cada minuto de su vida. Se enamoró y tuvo hijos, y las heridas, poco a poco, fueron sanando. Se propuso que sería feliz, amable, servicial y bondadoso, con lo que tenía. Con esto el autor pretende transmitir, inspirar y hacer reflexionar al lector que la familia, las amistades y la vida sencilla es la mejor herramienta para alcanzar la satisfacción y la felicidad, sin obnubilarse por el pasado y llorar por lo que pudo ser y no fue. En conclusión, “El hombre más feliz del mundo” es una biografía breve que refleja, de primera mano, la dureza de todos los acontecimientos catastróficos que tuvieron que vivir las víctimas del holocausto, pero, demostrando que el ser humano tiene una capacidad de resiliencia increíble a pesar de las condiciones extremas. Por ello, este libro es una inspiración, puesto que nos demuestra que somos capaces de alcanzar algo más, siempre y cuando nos mantengamos firmemente apegados a nuestros ideales de justicia, esperanza, amor y superación.

En vida, Eddie decidió honrar a todos aquellos que padecieron la brutalidad del nazismo, por lo que tomó el decreto de dar a conocer al mundo la dura realidad que le tocó vivir con el fin de no dejar que esa parte de la historia de la humanidad caiga en el olvido. Por ello, no solo se animó a escribir y publicar sus memorias, sino que también se dedicó a dar charlas y conferencias por institutos, centros educativos y paneles como TED Talks sobre la verdadera importancia que la felicidad da, dando una gran lección de vida. Falleció el 12 de octubre de 2021, en su apacible y tranquila casa en Australia, feliz de haber vivido como él quiso y honrado de ser un superviviente de la tragedia.