martes, septiembre 26, 2023
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    Tamara de Lempicka

    Revolucionaria del arte

    Mujer con talento y carácter, Tamara de Lempicka, creo obras que se le reconocen a primera vista, dado el estilo que impregno en su carrera artística. Sus obras destacan por plasmar retratos, desnudos eróticos y bodegones de alcatraces. Recibió considerables elogios por sus obras y se convirtió en una celebridad social, famosa por su actitud distante, sus lujosas fiestas y sus aventuras amorosas tanto con mujeres como con hombres.

    Tamara Rozalia Górska nació el 16 de mayo de 1898 en Varsovia, la capital de Polonia, que en ese momento estaba unida a Rusia. Hija de Boris Górski, un abogado ruso de fe judía, y Malwina Dekler, una socialité polaca que pasó la mayor parte de su vida en el extranjero. Tamara asistió brevemente a un internado en Lausana en 1911. Su abuela la llevó entonces en un viaje a Italia, donde ella descubrió las obras maestras del Renacimiento. Después de que sus padres se divorciaran en 1912, vivió con su tía Stefa en San Petersburgo y allí conoció “en 1915” a un rico abogado polaco, Tadeusz Łempicki, con quien se casó en 1916 y tuvo a su única hija, llamada Kizette.

    Poco tiempo después, su lujosa vida se vio interrumpida por la Revolución Rusa de 1917. Los Lempicki fueron acogidos por primos de Tamara, que habían encontrado refugio en París. Tadeusz no lograba adaptarse profesionalmente a Francia, por lo que Tamara decidió convertirse en pintora. En 1920, se matriculó en la Academia Ranson y también en la Academia Grande Chaumière. En el primero, su maestro fue Maurice Denis, pintor del movimiento Nabi, y en el segundo André Lhote, uno de los representantes del cubismo. Estas enseñanzas determinarían el estilo muy original que creó la pintora.

    Su carrera comenzó realmente en 1925. Presentó algunas obras en la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas celebrada en París en 1925 y con la que lanzó el estilo Art Deco. El mismo año, el conde Emmanuele Castelbarco organizó una exposición de sus obras en Milán, para la que pintó 28 cuadros en pocos meses. Sus pinturas, en armonía con el estilo Art Deco que tuvo su apogeo en la década de 1920, son cada vez más apreciadas. En 1927, ganó el primer premio en la Exposición Internacional de Bellas Artes de Burdeos por su retrato de Kizette, en la que la niña aparece de cuerpo entero y sentada junto a un balcón; en la mano derecha parece estar sosteniendo algo que no está ahí. Kizette fue modelo e inspiración en varias ocasiones.

    Tamara de Lempicka comenzaba a participar en la vida social parisina. En 1929 adquirió en la Rue Méchain, en el distrito 14 de París, un apartamento-taller ubicado en un edificio diseñado por el arquitecto francés Robert Mallet-Stevens. La decoración de estilo Art Deco fue realizada por Mallet-Stevens y la propia hermana de Tamara, Adrienne Gorska. Desde 1984, este edificio está inscrito en el Inventario de Monumentos Históricos.

    Tamara de Lempicka viajó por primera vez a los Estados Unidos en 1929, para pintar un retrato de la prometida del magnate petrolero estadounidense Rufus T. Bush. También exhibió con éxito sus obras en el Carnegie Institute de Pittsburgh.

    Se divorció en 1928 y luego se volvió a casar en 1933 con el húngaro Raoul Kuffner. Tamara se consideraba bisexual y no ocultó su atracción por las mujeres, lo que en ese momento parecía particularmente escandaloso. Se le atribuyen relaciones con la escritora francesa Colette, la cantante Suzy Solidor, las escritoras inglesas Violet Trefusis y Vita Sackville-West.

    Durante el invierno de 1939, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Tamara tuvo que emigrar con su familia a Estados Unidos. Se instalaron primero en Los Ángeles y luego en Nueva York. Las exposiciones y la vida social muy activa continuaron, pero la artista se hizo conocida en Estados Unidos como una diletante que había tomado la pintura como un pasatiempo, en lugar de un talento establecido por derecho propio.


    A medida que su producción disminuyó, desapareció del mundo del arte durante casi veinte años. Hizo una breve reaparición en 1960 con un giro en el arte abstracto en un intento por recuperar su reputación artística. Cuando la obra se exhibió en 1962 en la Galería Iolas de Nueva York, fue recibida con desprecio crítico. Después de la repentina muerte de su esposo, de Lempicka renunció a la pintura como carrera, se mudó a México y desafortunadamente nunca volvió a exponer. El 18 de marzo de 1980, en Cuernavaca, México, a la edad de 81 años, Tamara falleció mientras dormía, y según sus deseos, sus cenizas fueron esparcidas sobre el volcán Popocatépetl.

    Pese al poco éxito que obtuvo en Estados Unidos, la artista es considerada como pionera de una nueva visión de la vida con respecto a la mujer nueva y segura de sí misma, cambiando aspectos de la feminidad, sobre todo porque su supuesta bisexualidad constituye un acto de libertad extremadamente raro en ese momento. Desafió las limitaciones impuestas al arte y la vida de una mujer, mostrando obras en las que la sensualidad era su firma.

    Lempicka tenía una personalidad fuerte con una actividad desbordante. Toda su vida lo demuestra y en particular su capacidad para afrontar la adversidad. Huyendo de la Revolución Rusa, llegó a París y se convirtió en una artista reconocida. Al no haber practicado la pintura en su primera juventud, tenía todo por aprender, pero también una voluntad de hierro para triunfar. Hoy, su trabajo es recopilado por muchas celebridades, incluidas Madonna, Jack Nicholson y Bárbara Streisand.

    “Vivo en los márgenes de la sociedad, y las reglas de la sociedad normal no se pueden aplicar a aquellos que viven en el límite”.

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