EL PADRE DE LA FÁBRICA DE SUEÑOS.


Visionario, persistente y creativo, son las tres palabras que definen al hombre que marcó un antes y un después en el mundo cinematográfico. Es una leyenda que no dejó de soñar hasta en su último suspiro. Su imaginación traspasó los límites en una época en la que parecían imposibles de superar, siendo parte de nuestra infancia con sus personajes icónicos y grandes historias. Walter Disney se convirtió en el “padre de la fábrica de sueños”, dejando como gran legado The Walt Disney Company.
El grandioso Walter Elias Disney nació en Chicago, Illinois, el 5 de diciembre de 1901, siendo el cuarto de cinco hijos del matrimonio entre Flora Call y Elias Disney. Sus primeros años de vida los pasó en una granja en Marceline, Missouri, lugar en el que comenzó a desarrollar su talento nato. Después de un tiempo, la familia Disney se mudó a Kansas City, donde Walt y su hermano mayor ayudaban a su padre, repartiendo periódicos para el Kansas City Star. Su día comenzaba a las tres de la mañana; primero hacía su ruta de reparto y después asistía a la escuela.
Cuando Walt estaba por ingresar a la escuela secundaria, su padre se convirtió en uno de los propietarios de una empresa dedicada a elaborar bebidas carbonatadas, la O’Zell Company, radicada en Chicago. Por lo que tuvieron que mudarse a la “Ciudad de los Vientos”, donde Disney ingresó en la McKinley High School, siendo partícipe en el periódico escolar. A la par, tomó clases en el Instituto de Arte de Chicago.

A los 15 años de edad, consiguió un trabajo de verano vendiendo periódicos y chucherías a los pasajeros del ferrocarril de Santa Fe. En 1918, decidió que quería alistarse en el ejército, pero no fue aceptado porque sólo tenía dieciséis años. Sin embargo, su interés por ayudar a luchar en la Primera Guerra Mundial, hizo que falsificará su certificado cambiando el año de su nacimiento, para poder unirse al cuerpo de ambulancias de la Cruz Roja en Francia. Una vez terminada la guerra, regresó a Kansas City para dedicarse a lo que más disfrutaba: el dibujo. Trabajó en el Pesemen-Rubin Art Studio, donde se dedicó a crear anuncios para periódicos, revistas y cines. Fue durante este tiempo que conoció al artista Ubbe Iwerks, con el que formó una agradable amistad, y quien después se convirtió en su socio en Iwerks-Disney Commercial Artists, una compañía que tuvo que cerrar al poco tiempo por la falta de clientes. Prontamente, fueron contratos por la empresa Kansas City Film Ad, en la que Disney aprendió las primeras técnicas de animación, quedado fascinado y con el interés de aprender más de ello. Después de dos años trabajando en la empresa, creyó que era el momento para volver a fundar su propio negocio. En 1922, fundó la empresa Laugh-OGram Films, Inc., dedicada a realizar cortometrajes animados basados en cuentos de hadas populares y relatos para niños. Entre sus empleados estaba Lillian Bounds, con quien se casó el 13 de julio de 1925.
En Laugh-O-Gram Films, Inc. estaban creando cortos que rápidamente tuvieron popularidad en la zona como Alice’s Wonderland, pero sus gastos de producción excedían a los ingresos que proporcionaban, por lo que tuvo que cerrar. En 1923, se mudó a Hollywood, California y abrió un nuevo negocio con su hermano Roy, en el garaje de la casa de su tío Robert. Una vez más, Walt iniciaba, pero ahora, con Disney Brothers’ Studio, en el que desarrollaron a personajes como Oswald the Lucky Rabbit, creado e ilustrado por Iwerks. «Oswald» fue un éxito casi instantáneo, sin embargo, Disney Brothers’ lo había creado para la distribuidora neoyorquina Margaret Winkler, quien cedió los derechos del personaje a Universal Studios.
No había nada que detuviera a Walt para obtener el éxito que tanto soñaba. En 1928, dio vida al personaje más icónico de su compañía, “Mickey Mouse”. Mickey hizo su debut en la pantalla en Steamboat Willie, el primer dibujo animado sonoro totalmente sincronizado del mundo, que se estrenó en el Colony Theatre de Nueva York el 18 de noviembre de 1928. Todo pintaba mejor para la compañía, pues el mercado se inundó de productos relacionados con el personaje, desde juguetes infantiles y relojes de pulsera hasta un brazalete de diamantes diseñado por la fábrica francesa Cartier. Disney continuó trabajando, creando nuevos personajes como “Donald Duck”, “Goofy” y “Pluto”. Además, lanzó la primera película animada en color, Flowers and Trees, el cual le valió a Walt el primero de sus 32 premios personales de la Academia.
En 1937, se estrenó Blancanieves y los siete enanitos, el primer largometraje musical animado. Producida al costo de 1,499,000 dólares y durante las profundidades de la Gran Depresión, la película todavía se considera una de las grandes hazañas y monumentos eternos de la industria cinematográfica. Con el éxito de Blancanieves, consiguieron recaudar el dinero necesario para la construcción del estudio de Disney, y para la producción de otros clásicos animados de larga duración como Pinocho, Fantasía, Dumbo, Bambi y Peter Pan.
Durante la Segunda Guerra Mundial, las instalaciones de Disney se dedicaron a trabajos especiales del gobierno estadunidense, incluida la producción de películas de entrenamiento y propaganda para las fuerzas armadas. El resto de sus esfuerzos se dedicó a la producción de temas cortos de comedia, considerados muy esenciales para la moral civil y militar. Después de la guerra, Disney comenzó a producir películas de acción en vivo. Su primera gran película de acción real fue La isla del tesoro. En la década de 1950, la nueva tecnología de la televisión estaba despegando, y Disney también quería ser parte de ella; sus primeros programas de televisión incluían Disney’s Wonderful World of Color, la serie Davy Crockett y Mickey Mouse Club.
“Todos nuestros sueños pueden convertirse en realidad si tenemos la valentía de perseguirlos”.
Siempre pensando a futuro, Disney tuvo la idea de crear un parque temático con atracciones y entretenimiento basado en sus películas. Disneyland abrió sus puertas en 1955 con una construcción que costó 17 millones de dólares. El parque fue un gran éxito y sigue siendo uno de los destinos vacacionales más populares del mundo. Más tarde, el empresario tendría la idea de construir un parque aún más grande en Florida llamado Walt Disney World, proyecto que trabajó en sus últimos años de vida, pero que ya no pudo ver concluido debido a que falleció el 15 de diciembre de 1966 de cáncer de pulmón, cinco años antes de la inauguración del parque. Antes de su partida, también estableció el Instituto de Artes de California, una escuela profesional de nivel universitario de todas las artes creativas y escénicas.

A pesar de su ausencia, su emporio empresarial nos recuerda a aquel hombre soñador e ingenioso. Walt Disney hizo más que darle alegría a nuestra infancia con las historias que nos han contado, si no también dio la oportunidad a muchos artistas, animadores, guionistas y demás, a trabajar en lo que más les apasiona. Su perseverancia fue más que esfuerzo, fue su fe en él.