Paisajes de películas, historia y tradición ancestral, así como una cultura hospitalaria única en el mundo, hacen a la pequeña isla de Irlanda un lugar que vale la pena anotar en nuestra lista de futuros lugares por visitar.
Irlanda es conocida como Isla Esmeralda y no es para menos, sus grandes acantilados y montañas siempre están pintadas de un verde vibrante que te transmiten esa serenidad e inspiración que grandes autores como Oscar Wilde y Bram Stoker usaron para poder crear las maravillosas novelas que hoy conocemos. También, aclamados cineastas recurrieron al misticismo que envuelve a esta isla para poder utilizarla como escenario perfecto de algunas películas como Corazón Valiente, P.S. I Love you y Harry Potter.

La suerte es un símbolo emblemático en esta pequeña pero fabulosa isla. No por nada el trébol de tres hojas es reconocido como distintivo irlandés. Imagínense viajando por sus senderos y encontrar a los misteriosos Leprechauns, criaturas míticas con características físicas asemejadas a los duendes, los cuales traen buena fortuna y un gran tesoro en oro al valiente que se anime a seguirlo hasta el final del sendero que marca el arcoíris.
Pero no todo es montaña y paisajes verdes, también tiene ciudades vibrantes de cultura, fama y tradición. Fundada por vikingos a principios del siglo IX, la capital irlandesa ha sido escenario de guerras y conflictos hasta llegar a definir su propia identidad en el siglo XX. Gracias a su pasado, Dublín es hoy una capital moderna y rica en historia, capaz de cautivar a sus visitantes con la mezcla de las más arraigadas tradiciones gaélicas y una constante adaptación al mundo moderno.
Temple Bar. Castillo de Blarney.

Dentro de los tesoros bien guardados de Dublín podemos encontrar The Old Library, ubicada dentro del Trinity College. Esta antigua biblioteca, fundada en 1592, es considera la más grande de toda Irlanda. Almacena más de seis millones de obras entre manuscritos, periódicos, música y demás arte, que refleja los más de 400 años al servicio de los estudiantes. Además, dentro de sus bien cuidados estantes de madera, podemos encontrar también el libro de Kells, conocido como el Gran Evangelio de San Columba.
Otro de los monumentos representativos de la cultura es la Catedral de San Patricio. Ubicada en Patrick Street, la catedral es una de las dos pertenecientes a la Iglesia de Irlanda. Su construcción fue en el siglo V y fue erigida junto a un pozo donde San Patricio bautizó a los primeros cristianos de la isla en el año 450. Su primera edificación fue hecha de madera, siete siglos más tarde fue reformada con piedra y tras un incendio devastador y constantes profanaciones, la catedral se reconstruyo por completo en 1860, siguiendo un estilo gótico y victoriano. En la actualidad, la iglesia sigue en perfectas condiciones y aún se puede asistir a los oficios religiosos; así como también se puede hacer recorridos culturales para conocer la historia que guardan esas paredes de piedra.
Si lo que buscamos es más una vida nocturna, Dublín también tiene lo necesario para poder cubrir nuestro espíritu fiestero. El Temple Bar es uno de los barrios con más personalidad y encanto. El distrito, ubicado a orillas del río Liffey, está repleto de restaurantes, tiendas y los clásicos, pero imperdibles, Pubs Irlandeses; por lo cual se convierte en uno de los barrios más atractivos de la capital irlandesa. Y como dicta la tradición, si no visitas un Pub en tu estadía por Irlanda, es como si no hubieras pisado la tierra gaélica. Para los amantes de la cerveza, también es parada obligatoria visitar la Guinness Storehouse. Este edificio contiene la historia de la reconocida cerveza, y es posible realizar recorridos al interior para conocer el enigmático mundo que la rodea y por supuesto, enterarnos de los detalles sobre su fabricación. Según un estudio reciente, la Guinness tiene un sabor más fuerte y especial en Irlanda que en el resto del mundo, esto puede deberse a muchos factores como el clima y la transportación, pero sin duda, es un pretexto más para visitar la Isla Esmeralda.

Siguiendo nuestro recorrido por Irlanda, ahora vamos un poco más al sur, al condado de Cork. Este condado portuario tiene un aire cosmopolita al poseer una gran variedad de museos, cafeterías modernas e increíbles galerías de arte; pero aun conserva el encanto de un pueblo tranquilo. La ciudad de Cork es distinguida a nivel nacional por su amplia y exquisita gastronomía, además, también tiene paisajes preciosos para poder recrear la foto perfecta para Instagram gracias a su colorido y bien conservado estilo arquitectónico. Partiendo del puerto de la ciudad se puede tomar el Ferry con destino a Cobh, ¿y por qué es digno de mencionar este pequeño rincón del mundo? Por la simple mención del Titanic. Así como se lee, el puerto de Cobh fue el lugar en el que el trascendental Titanic hizo su última escala antes de adentrarse al océano Atlántico y hundirse en las profundidades del mar. Así que, para rememorar la invención que revoluciono al mundo en 1912, la ciudad tiene una exhibición conmemorativa y experimental que sumerge a sus visitantes en la historia y los acontecimientos que los pasajeros vivieron a bordo del primer trasatlántico de lujo.

Un punto en nuestro recorrido por este condado portuario desemboca en el Castillo de Blarney y su ancestral piedra de la elocuencia. Según la leyenda de los irlandeses, aquellos que visiten el Castillo y lleguen a su torre más alta deben de besar la piedra por la parte de abajo para que se les conceda el don de la elocuencia. Posiblemente, una historia fantástica, pero al estar en el país de la creencia y la magia, no está de más darnos la oportunidad. Ya estando en este punto, también podemos visitar sus hermosos y bien cuidados jardines, en los cuales podemos reposar un rato o tomar un rico té en uno de sus restaurantes. Y si estamos de suerte, podremos ser partícipes de una boda irlandesa y ver de primera mano como la tradición de “algo azul, algo prestado y algo viejo” nació.
Ahora bien, para los amantes de la naturaleza y las vistas espectaculares, también encontramos dos lugares sumamente increíbles en el sur. Las Montañas de Wicklow y los Acantilados de Moher. Estas dos creaciones de la naturaleza resaltan por su imponente belleza y sus grandes alturas. Las montañas de Wicklow es una cordillera que alberga en su interior la mejor mezcla de cultura celta con el presente; en el recorrido que podemos realizar encontraremos cruces celtas, parajes verdes increíbles e incluso lagos glaciares. Por otro lado, los Acantilados de Moher son esa majestuosa quebrada que se nos viene a la mente en cuanto pensamos en Irlanda. La formación rocosa de los acantilados alcanza una altura de 214 metros en su punto más alto y se extiende a lo largo de 8 kilómetros de costa sobre el océano Atlántico.

Si queremos visitar Irlanda del Norte, es bueno resaltar que tiene una gran mezcla ancestral en sus ciudades más reconocidas como Belfast y Londonderry; pero también posee espacios naturales que perduraran por su historia y creación. Con ello hablamos de la Calzada de los Gigantes. Esta formación geológica no tiene comparación y más si añadimos el mito que viene en relación con su creación. Según la historia, la creación se debe al constante enfrentamiento entre dos gigantes, el gigante irlandés Finn y el gigante escocés Bennandoner; se dice que era tanto el rencor que se tenían entre ellos, que constantemente se lanzaban grandes rocas con el propósito de aplastar a su oponente, pero lo único que lograron crear fue una pasarela que en algún periodo de la historia unió las dos costas.
En toda Irlanda converge lo mítico, con lo real, lo fantástico, con lo histórico y es, sin duda, una mezcla que encanta y asombra a cada uno de los visitantes.
Como dato importante, la Isla está dividida en dos entidades independientes. La República de Irlanda, completamente autónoma y miembro valioso de la Unión Europea e Irlanda del Norte, aún regido por la democracia parlamentaria del Reino Unido. Así que, al viajar a Irlanda, recordemos que estando en el norte debemos usar la libra esterlina como moneda de cambio y si viajamos más al sur, nos vamos a encontrar todo en euros.