lunes, septiembre 25, 2023
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    CLAUDE MONET

    El padre fundador del Impresionismo

    Una escena del puerto francés de la Havre dio inicio a uno de los movimientos más célebres de la pintura de todos los tiempos: el impresionismo. Inspirado por una visión del amanecer desde su ventana, Claude Monet plasmó con increíble sensibilidad la aparición del astro rey en el horizonte, reflejándose majestuoso tanto en el cielo como en las aguas de la bahía en un despliegue de mágicos colores. Cuando Monet puso en exhibición la obra dos años más tarde, dudó en nombrarla en honor a la ciudad y tituló su obra maestra «Impression, Soleil Levant», dando origen al movimiento artístico que integraría a artistas de la talla de Edgar Degas, Auguste Renoir, Paul Cezanne y Camille Pissarro, entre otros exponentes.

    Irónicamente, esta obra maestra no fue bien recibida en un comienzo, por el hecho de romper con los cánones de la época que le otorgaban prioridad a la forma, el color y la estructura de las composiciones. Por el contrario, Claude Monet se enfocó en la saturación y en el movimiento de la luz al interactuar con los elementos del paisaje; para él la luz era el principio fundamental de todas sus obras. Como suele suceder al inicio de las vanguardias, los críticos de la época lo satirizaron y lo rechazaron, en especial el columnista del diario Le Charivari, quien llamó a «Impression, Soleil Levant» un lienzo en su estado embrionario.

    “Todo el mundo discute mi arte y pretende comprender, como si fuera necesario, cuando simplemente es amor”.

    Sin lugar a dudas la técnica de Claude Monet era muy adelantada a su tiempo, al utilizar brochazos rápidos y cortos que dejan en segundo plano la definición de la forma y parecieran seguir un sentimiento de urgencia en la mano del pintor. Así mismo, el uso del color era también revolucionario, pues los impresionistas en realidad no mezclan los colores para crear tonalidades, sino que aplican las capas de pintura antes de que sequen y dejan que la infusión ocurra gracias al aire, la humedad y la gravedad, generando de forma orgánica las tonalidades en el lienzo.

    Los temas profanos de sus obras eran seleccionados desde su propio entorno, prefiriendo pintar lugares y personas que conocía muy bien. Su esposa Camille y, posteriormente, su segunda pareja Alice, fueron sus modelos recurrentes; mientras que sus paisajes atestiguan los viajes del artista por el norte de Francia y Londres, donde se refugió de la guerra franco-prusiana. Tras regresar a Francia, Monet se instaló en Argenteuil en las cercanías de París y luego en la campiña de Giverny, ambos hogares con sus hermosos jardines fueron el marco de muchas de sus pinturas y las de sus amigos Manet y Renoir, quienes lo visitaban con frecuencia para pintar en compañía.

    La siguiente etapa en la evolución artística de Claude Monet se dio a partir de la década de 1880, desde entonces se dispuso a crear sus famosas series de pinturas, en las que un mismo objeto o lugar eran plasmados en diferentes condiciones de luz y épocas del año. Su primera exhibición de series fue “Almiares”, la cual estaba conformada por quince pinturas, luego siguieron la “Catedral de Ruan”, “los Álamos”, “La Casa del Parlamento”, “Mañanas en el Río Sena” y “Lirios Acuáticos”.

    Entre 1883 y 1908 Claude Monet continuó con sus viajes por el Mediterráneo, donde pintó algunos lugares maravillosos como las ciudades italianas de Bordighera y Venecia, y posteriormente se trasladó a Inglaterra, donde retrató algunas vistas famosas de Londres como el Parlamento y el Charing Cross Bridge.

    Algunas personas cercanas a Monet como su hijo Michel y su amigo Clemenceau lucharon con el ejército francés durante la Primera Guerra Mundial. Para honrar a los caídos franceses, el pintor hizo una serie de obras de sauces llorones que reflejaban su tristeza ante los horrores de la guerra. Sin embargo, su visión se vio afectada por un problema de cataratas, por lo que tuvo que someterse a dos operaciones para recuperar su vista. Un distintivo de las obras de este periodo son sus tonos rojizos, ya que debido a su problema de cataratas el pintor no podía distinguir los colores de forma convencional, lo que afectó duramente el cromatismo de sus pinturas.

    En 1926 a la edad de 86 años, el célebre pintor fallecería a causa del cáncer de pulmón. De acuerdo con su propia voluntad, le despidieron en un discreto funeral al que asistieron sólo cincuenta invitados entre amigos y familiares. Pionero de uno de los movimientos más hermosos del arte al que se le unieron otros pintores legendarios, Claude Monet será siempre recordado como uno de los grandes artistas de la historia por sus exquisitos lienzos que dan vida a colores tan mágicos como irrepetibles.

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