
En diciembre de 2015, el Dr. Robert Waldinger, psicoanalista, sacerdote Zen y director de la Escuela de Desarrollo de Adultos de la Universidad de Harvard; expuso los resultados de un estudio que había durado hasta ese momento 75 años de investigación académica, y que ha tenido como propósito analizar aquellos factores que llevan al ser humano a vivir una vida sana, plena y, sobre todo feliz. El estudio comenzó en 1938 con 724 sujetos de análisis, de los cuales sobreviven 60; pero al que se han incorporado las esposas y descendientes de las personas originales. Por todo esto los resultados cuentan con bases sólidas.
Para el análisis se escogieron dos grupos de personas. El primero estaba conformado por estudiantes de Harvard; el segundo por jóvenes de familias pobres y disfuncionales de los suburbios de Boston. Así que las conclusiones del estudio no discriminan clase social, nivel educativo, coeficiente intelectual, generación, ni ningún otro tipo de estratificación social. El Dr. Waldinger notó al analizar los resultados de la investigación que, la clave de la felicidad es tener relaciones humanas saludables y constructivas; y que la soledad es la condición que con el tiempo provoca la mayor cantidad de enfermedades físicas y psicológicas. Esto no significa que los solteros, separados, divorciados o viudos no puedan ser felices, sino que esto aplica para cualquier estado civil y para cualquier tipo de relación. Nos referimos al hecho de que a veces podemos sentirnos más solos de lo que realmente queremos estar. He aquí algunas situaciones:

1. Personas que están con una pareja que lejos de ser un apoyo es una carga; a veces sólo es un cuerpo presente, otras veces es quien quiere controlar sus vidas, etcétera.
2. Adultos mayores olvidados por sus hijos o sus nietos, después de haberse entregado tanto a ellos.
3. Individuos a quienes les cuesta confiar en los demás, se aíslan y no se permiten entablar amistad con nadie; o aquellos que dan a sus amistades por hecho y jamás llaman o visitan a los supuestos amigos.
Una de las conclusiones de este estudio fue que quienes en su vejez sabían que contaban con otra persona, gozaban de mejor salud mental y habían sido capaces de superar los grandes retos de la vida. En esta vida en la que transcurre nuestra historia ¿cómo has invertido tus talentos?, ¿a qué o quién le dedicas eso efímero y escurridizo que llamamos “tiempo”? El dinero, la fama o el poder no son nada despreciables, al contrario, aportan ventajas. Sin embargo, nada de eso te dará la felicidad si no lo compartes o lo usas para el bien común.
Anteriormente, he escrito sobre la soledad, aquella que parece ser nuestra enemiga, pero que no lo es, pues puede ser nuestra aliada en el largo camino del autodescubrimiento, aceptación, crecimiento y amor propio. El autoconocimiento nos permite abrirnos a amar a los demás sin temor a ser vulnerables, porque todos lo somos. Reconocerse a sí mismo como un ser humano te permite ver a los demás como tus iguales sin importar sus circunstancias personales y, puedes amar de verdad aplicando al otro el mismo proceso que has pasado. De esta manera dejas de idealizar, juzgar, pretender controlar, fingir ser alguien que no eres, y ya no te faltas al respeto ni a otros.
A veces no se sabe cómo conectar con uno mismo o con las personas que nos rodean como la pareja, una hija pequeña, un hijo adolescente, los padres, los compañeros de clase o de trabajo, en general, con cualquier otra persona. Pero recuerda que puedes acudir a psicoterapia para descubrir quién eres, aprender a conocer a quienes te rodean, identificar con quién cuentas en esta vida y qué tanto has hecho por ellos; y si te das cuenta de que has hecho más por otros que por ti, nunca es tarde para reconectarte con tu yo interior.

Mtra. Selene Camas Damián
Psicoterapeuta de Salud Holística.
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