La frontera entre Estados Unidos y México ha sido para la Dra. Elaine Hampton, el escenario que le ha permitido ver más de cerca la disparidad de la educación de nuestro país, así como para desarrollar acciones que contribuyan al progreso de este factor. La Dra. Hampton ha sido profesora de ciencias y profesora asociada en la Facultad de Educación de la Universidad de Texas en El Paso, evaluadora de programas del gobierno estadounidense e investigadora. Es autora de libros que se enfocan en la educación en el contexto fronterizo, en los que expone experiencias de ambos lados de la frontera entre Estados Unidos y México; además de ser fundadora de Granos de Amor A.C., una asociación que ayuda a las mujeres vulnerables, pero en especial a las del estado de Chiapas.



Bienvenida. Nos es grato recibirla y compartir con nuestros lectores su larga carrera como educadora e investigadora, así como su gran espíritu altruista. Platíquenos más acerca de usted.
Yo vivo a treinta millas al norte de la frontera con México, en Las Cruces, Nuevo México. He visitado a este hermoso país desde que era una niña, pues cruzábamos a Ciudad Juárez para ver los sopladores de vidrio, disfrutar de los vibrantes mercados y, por supuesto, de los tacos y paletas. La energía y la maravilla que siento en México me fascina, y continuamente he buscado conectarme con estos vecinos. Colaboré con profesores de la universidad de Ciudad Juárez en proyectos de educación ambiental. Y, durante un año, recibí a una familia mexicana que huyó a los Estados Unidos, debido al peligro extremo en su pequeña comunidad ubicada por Ciudad Juárez.
¿Cómo surge su interés por mejorar la educación de las comunidades de México?
Desde mi oficina ubicada en el sexto piso de la Universidad de Texas en El Paso, pude ver las calles y casas en las colinas arenosas de la parte occidental de Ciudad Juárez. Esto fue a principios de la década 2000, justo cuando las fábricas de maquiladoras se estaban ubicando rápidamente en esa zona. Cuando me encontraba preparando a nuevos maestros, investigué sobre el impacto del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) en la educación de la frontera norte de México. Después de ello, reflexioné sobre lo que las 300 grandes maquiladoras que repentinamente habían abierto en Ciudad Juárez, provocarían. Comenzando por la gran cantidad de personas que se mudarían para trabajar en esas fábricas y prosiguiendo con lo complicado que sería brindarles una buena educación a todos. Partiendo de esto, me asocié con una escuela en Ciudad Juárez, construida por las familias del alrededor. Sin importar que estaba construida de paredes de cartón y palets de embalaje, mis estudiantes dedicaron sus días impartiendo lecciones de ciencias y donando libros a la biblioteca de la escuela. A cambio, los maestros y estudiantes mexicanos ayudaron a estos nuevos maestros a comprender la experiencia educativa desde el punto de vista internacional. Vimos crecer a la escuela a lo largo de los años, y me enteré de que cientos de comunidades al otro lado de la frontera estaban tratando de proporcionar escuelas para sus hijos, a raíz de este tremendo cambio social en México.
Hubo un momento de su vida que dedicó a enseñar a estudiantes de sexto grado en un autobús escolar abandonado en las afueras de Ciudad Juárez. ¿Qué enseñanza le dejó esta vivencia?
A los niños les encanta hacer investigaciones y experiencias de aprendizaje activo, ya sea que vivan en los Estados Unidos o en México. Y podríamos explorar el entorno con equipo simple. Además, los niños, a pesar del entorno incómodo, fueron educados y participaron activamente. Los maestros que enseñan en estos entornos deben recibir reconocimientos de oro.
En su primer libro, Anay’s Will to Learn: A Woman’s Education in the Shadow of the Maquiladora, narra junto a la Lic. Anay Palomeque, la historia de una mujer que superó distintas adversidades por el bienestar de su familia. ¿En qué se basaron y cuánto tiempo les tomó escribir esta obra?
El libro es un estudio etnográfico basado en entrevistas y observaciones con esta mujer, a lo largo de doce años. Ella era una de las muchas traídas a la frontera para trabajar en las maquiladoras con el sueño de obtener su educación, y vivía en una comunidad también construida en la arena con materiales temporales y poca infraestructura. Observé sus luchas y éxitos finales para aprender de su desarrollo en la educación y cómo construyó una vida exitosa para su familia.




Sabemos que ha publicado otras obras en las que habla sobre las experiencias de personas en la frontera México-Estados Unidos. Háblenos más a detalle del tema central de cada uno de ellos.
Copper Stain es una etnografía basada en entrevistas con hombres que habían trabajado a finales de la década de 1990 en una gran fundición de cobre ubicada en El Paso, Texas, y a pocos metros de la frontera con México. La fundición creó contaminación atmosférica de altos niveles. Cerró en 1999, y los hombres no querían que sus experiencias y un registro de su tratamiento en la fundición se perdieran en la historia.
Seekers of a Stable Sky es la historia de mujeres mexicanas que han sido heridas, han cruzado ilegalmente a los Estados Unidos, han luchado por sus familias, sobreviviendo explotación social y económica. Sin embargo, se dan cuenta de colaboraciones comunitarias únicas que aportan belleza y estabilidad a sus vidas y a las vidas de sus vecinos. A través de sus historias aprendemos más sobre el impacto de las políticas de inmigración de la era Trump en esta área fronteriza.
Su compromiso por ayudar a mujeres vulnerables de Chiapas, la ha motivado a fundar Granos de Amor A.C., junto con la Lic. Anay Palomeque. ¿Cómo han encaminado a esta organización?
A través de Anay, conocí a muchas mujeres que habían sufrido abusos sexuales. Investigué y aprendí que el abuso sexual a mujeres y niños es grave en todo el mundo, pero que uno los principales problemas de este tema es la cultura del silencio. Nadie habla, por lo que los abusadores son libres de continuar con los abusos. Estamos tratando de exponer los abusos y enseñar a cómo detenerlos. Esto conducirá a comunidades más fuertes y prósperas.


En su reciente visita a Chiapas realizó un taller sobre la prevención del abuso de género, en Ocosingo. ¿De qué manera se trabajó la orientación e información para las asistentes?
Tenemos muchas actividades en nuestro programa de Alto al Abuso. En esta primera actividad trabajamos con unas 40 mujeres mayas de todas las edades y con sus hijos. Hicimos títeres de calcetines y sacos de papel. Luego, las mujeres hicieron espectáculos de títeres para alentar a los niños a hablar en voz alta, enseñándoles a decir “no” a un títere de calcetín que les hacía preguntas inapropiadas. Aunque haya sido una actividad con un poco de humor, el mensaje principal se mantuvo, dejándoles como enseñanza que expresarse, sobre todo si se sienten en peligro, es importante para detener los abusos. Con esto también buscamos que las mujeres que participaron compartan con sus pueblos estas actividades.
¿Tiene planes a futuro para la realización de eventos y/o proyectos con temas de esta índole?
Las voluntarias trabajan duro compartiendo los mensajes a través de talleres comunitarios, programas escolares y, ahora, estamos pintando cercas con mensajes fuertes sobre cómo detener el abuso. Estamos haciendo cientos de estas actividades ahora, pero necesitamos ser muchos más integrantes para ver progresar mucho más a Granos de Amor A.C., sobre todo porque el tiempo y el dinero siempre son limitantes.

Unidas contra la violencia de género.
