lunes, septiembre 25, 2023
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    RÉQUIEM POR LA VIDA

    Por Elí Maim.

    De pronto todo se detuvo; cuando reaccionamos nos dimos cuenta de que todo a nuestro alrededor se había apagado. Un virus desconocido y sin cura se había infiltrado en nuestras vidas quitándonos nuestra tranquilidad. Los parques se silenciaron, los cines por primera vez apagaron sus pantallas, las escuelas se convirtieron en bastiones abandonados, y muchos negocios formados con mucho esfuerzo y sacrificio tuvieron que cerrar temporalmente o para siempre. Por otra parte, nuestros hogares se volvieron prisiones que nos mantuvieron aislados de nuestras familias, dejando de tomar las manos de nuestros padres, dejando de visitar a nuestros abuelos y con un pedazo grueso de tela cubriendo nuestras sonrisas. La pandemia envolvió al planeta, el mundo como lo conocíamos colapsó.

    Hemos presenciado un evento épico, justo cuando la fe en nuestro género humano se estaba derrumbando. Sin embargo, a pesar de la crisis, el mundo se unió y vimos a personas cantando desde sus balcones e interpretando un instrumento para compartir un poco de alegría a quienes no podían resguardarse en sus casas debido a sus empleos. También se entonaron canciones de cumpleaños frente a las ventanas de los festejados y los abrazos se volvieron virtuales. En los hospitales, médicos y enfermeras dejaron de lado cualquier diferencia y codo a codo se convirtieron en el ejército que ferozmente combatió sin descanso. Descubrimos en la tecnología un aliado que nos permitía ver de nuevo a nuestra familia, pero desde una pantalla.

    El combate fue duro, las bajas fueron incontables. En todos los frentes hubo quienes no volvieron a abrazar a sus padres o besar a sus abuelos. Fue difícil no poder ni siquiera despedirlos como era la costumbre. Sé que todavía duele y que aún derramamos lágrimas por ellos; pero esas lágrimas han servido para lavar un poco del dolor que había manchado nuestras almas.

    Cuando nuestra vista se aclaró pudimos ver más allá, dándonos cuenta de que en medio de la tormenta nuestra fe se mantuvo, que la sonrisa que dábamos como desaparecida estaba eclipsada por un cubrebocas. Descubrimos que aún en confinamiento no estábamos solos, porque nuestros corazones latían juntos, al mismo ritmo y con la misma esperanza.

    El mal no se ha ido, pero nos hemos acostumbrado a convivir con él. Aunque sabemos que probablemente pasará mucho tiempo para volver a la vida normal, hemos aprendido a que esas llamadas “enfermedades mortales” no se deben de ver como una mala sentencia, sino como una vivencia que se supera con valentía, fe y amor a uno mismo. También aprendimos a darle el respeto que se merece a la naturaleza, viendo su belleza hasta en un día nublado; y que la aceptación a los demás nos hace convivir en armonía. El mundo tuvo que morir un poco para que nosotros apreciáramos vivir al máximo.

    Lo anteriormente mencionado, nuestro amor al arte en todas sus expresiones y la belleza de Chiapas nos ha inspirado para hacer realidad la sesión que ahora ven en estas páginas. Diseñadores, fotógrafos, bordadoras, actores, modelos, en fin, personas que amamos no sólo a Chiapas, sino a todo México, les presentamos lo que con pasión hacemos, al mismo tiempo que honramos a todos aquellos que partieron y que no pudimos despedir como debió ser.

    En este Día de Muertos queremos recordarles que, aunque nuestros seres queridos ya no están físicamente, siempre vivirán en sus nuestros corazones. Y que su recuerdo y legado permanecerán intactos por generaciones. Por ellos, cada bordado de este hermoso vestido es una caricia de nuestras almas a las suyas, que hoy descansan en un lugar mejor. Todos los que hemos decidido colaborar queremos que el aroma del cempasúchil y del incienso sea un homenaje a su memoria, pero sobre todo queremos que sea una promesa en la que juremos aprender a sentir cada roce del viento, a disfrutar cada gota de lluvia, a pelear tenazmente contra todo lo que aqueje nuestro cuerpo, a reír estruendosamente cada vez que tengamos ganas, a abrazar no solo físicamente, sino con el alma y corazón a nuestros tojolabales, tzeltales, tzotziles, lacandones y demás hermanos indígenas del país. Y, por último, juremos no buscar un momento para ser felices, sino a ser felices en cada momento. La promesa se resume en una sola palabra llena de plenitud: vivir.

    Que nuestros altares de vida sean agradables a nuestros muertos, que hoy, están más vivos que nunca. Felices conmemoraciones.

    Fotografía: Yener Cruz Jiménez / IG: @Dreamsymc
    Modelo: Yuli Torrez / IG: @yulitorrez_
    Vestuario: CUXINEL Moda Artesana By Juan Carlos González Ramos Colaboración: Beatriz Nolasco Beltrán / Colaboración: Grupo Nichim / IG: Cuxinel_moda_artesanal /
    Accesorios: LUM Joyería Artesana By José Gutiérrez Gómez
    IG: @lumjoyeriamx
    MUA: Rodrigo Aguilar / Instagram: @Skin Center
    Locación: Iglesia Misión San Jacinto de Polonia, Ocosingo, Chiapas.

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