
Un número indeterminado de mujeres pierden la vida en manos de sus parejas sentimentales. Erróneamente se cree que la violencia familiar y/o de género se limita a moretones, golpes pequeños, o en abuso psicológico, económico y emocional.
Ante la realidad de los síntomas conductuales y emocionales que presentan un sin número de mujeres, se ha tenido que proponer como un síndrome, entendiendo como síndrome al conjunto de síntomas y/o características juntas de un cuadro patológico determinando provocando concurrencias de más de una ocasión. Una vez identificado este punto, les platicaré más a detalle del “Síndrome de la mujer maltratada”, cuyo término ha llegado a ser cuestionado. Sin embargo, desde mi experiencia e investigación en el tema he identificado que en los juicios judiciales y en la terapia de contención emocional y/o sexual con enfoque de género desde la vinculación afectiva y el manejo de la culpa es necesario manejarlo como un síndrome.

En mis años como terapeuta he constatado que este síndrome tiene su origen en el Trastorno de estrés postraumático (TEPT) y que tiene sus propias características. Los síntomas con los que se asocia son los constantes malos tratos, los cuales van dejando día a día una huella en el campo psicológico, psiquiátrico y emocional, así como un daño en la relación con personas de su entorno más cercano, e inclusive con las que no pertenecen a su círculo. Además, se refleja la incapacidad que va teniendo la víctima en responder a los abusos; va bajando el amor propio, y aumenta el miedo a su agresor y hacia el mundo en general.

Como decía anteriormente, aumentan los miedos, pero también la mujer se vuelve más pasiva, más sumisa, cansada, impotente de salir de la situación que la aqueja y vive constantemente situaciones de pánico, agregándole situaciones de depresión, ansiedad, mal humor, problemas de sueño, problemas alimenticios, y distorsión de la propia imagen, la cual es criticada y cuestionada constantemente por parte del agresor. También he constatado que le vienen de manera reiterada las ideas suicidas y en ocasiones intentos.
Afortunadamente, existen diferentes tipos de terapias que hacen posible la recuperación del síndrome de la mujer maltratada. Al inicio es difícil, debido a que el primer paso es la aceptación; reconocerse como víctima. Aceptar que no sólo no es culpable, sino que tiene el derecho de vivir una vida plena es parte del crecimiento que genera la terapia.
Te invito a darte el permiso de salir del círculo de violencia y a decirle, ¡sí a la vida!
GLADYS ELENA BONIFAZ CORDERO.
Sexóloga Humanista / Terapeuta de Contención
Consteladora Familiar Cuántica Formada por el Instituto Brigitte Champetier de Rive.
Tel: 961 242 4872