lunes, septiembre 25, 2023
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    SANDRO BOTTICELLI

    Virgen del Magnificat.

    En esta entrega de Galería tengo el gusto de compartir con ustedes la vida y obra de un artista reconocido como uno de los mejores pintores del arte universal. Conocido mundialmente como Sandro Botticelli, Alessandro di Mariano Filipepi nació en Florencia en 1445, en el contexto de la revolución artística del Quatroccento renacentista italiano.

    Caracterizado por su estilo elegante, neoplatonista, preciosista y por sus líneas expresivas, Botticelli fue influenciado por los primeros maestros renacentistas como Andrea Verrocchio y Antonio Pollaiuolo, de quienes aprendió a dominar la perspectiva y a trazar refinadamente.

    Con tan sólo 25 años ya tenía su propio taller en Florencia y era famoso por ser protegido de las poderosas familias mecenas de la ciudad, como los Médici, los distinguidos personajes florentinos que retrató en varias ocasiones como en “La Adoración de los Magos” (1477) y “El Retrato de Giuliano de Médici” (1478). Como resultado de la influencia de Lorenzo de Médici, Botticelli entró en contacto con las ideas neoplatonistas de su corte; buscando conciliar el cristianismo con lo pagano de los temas clásicos, lo cual es fácilmente reconocible en sus obras maestras “La Primavera” (1480) y “El Nacimiento de Venus” (1482).

    La Primavera.

    Virgen con el Niño y dos ángeles.

    La Primavera fue posiblemente encargada con motivo del matrimonio de Lorenzo de Médici; es una obra monumental con un formato de más de seis metros cuadrados y figuras de tamaño natural. En la escena, Venus representada como una madona envuelta en un manto rojo es la figura central de la composición al ser la creadora de la naturaleza; a su alrededor, los naranjos que representan a la familia Médici son el marco de las alegres Tres Gracias vestidas de acuerdo con la tradición grecorromana; Flora ve directamente al observador con la intención de esparcir sus flores más allá de la composición, mientras Mercurio observa el cielo invocando lo divino y Céfiro sopla la brisa que hace posible la primavera.

    El Nacimiento de Venus también fue una obra solicitada por un miembro de la familia Médici para decorar uno de sus descansos campestres. En esta pintura cumbre del arte, Botticelli se basa en la descripción de Homero para plasmar el nacimiento de Venus, apareciendo en la isla Citera desnuda sobre una concha gigante, mientras Céfiro el dios del viento resopla abrazando a Aura, y una de las Horas —la Primavera—, le obsequia un manto con motivos florales.

    Virgen del Libro.

    Tentaciones de Cristo.

    Para entonces Botticelli ya era un artista consagrado, tanto así que el Papa Sixto IV lo requirió en San Pedro para decorar la Capilla Sixtina. En el lapso de once meses el florentino recreó tres escenas en maravillosos murales: “La Rebelión contra la Ley de Moisés”, “La Escena judía del Sacrificio” y “Tentaciones de Cristo”.

    Tras su contacto con el Vaticano, Botticelli abandonó parcialmente el paganismo y sus temas clásicos para enfocarse en la Virgen. Rafael Sanzio se convertiría décadas después en el gran pintor renacentista de la Virgen, sin embargo, Botticelli fue su precursor con obras exquisitas como “La Virgen del Magnificat” (1485), “La Virgen del Libro” (1483) y “La Virgen con el Niño y Dos Ángeles” (1469).

    Para finales del Quatroccento un monje dominico llamado Girolamo Savonarola haría su aparición causando una revolución religiosa y moral en Florencia, logrando la expulsión de los Médici al acusarlos de ser gobernantes corruptos y pecadores. En 1497 Savonarola hizo su famosa “Quema de las Vanidades” en la Piazza della Signoria, donde los florentinos quemarían sus artículos de lujo para purificarse. Las enseñanzas de Savonarola tuvieron un impacto en la obra de Botticelli aún después de que el monje fuera quemado en la hoguera por la Inquisición. Las escenas de este periodo exaltan la pasión religiosa y reniegan la vanidad, el lujo y lo ornamental, como en su obra “Llanto por la Muerte de Cristo” (1495).

    Botticelli falleció en 1510, pero sus obras maestras permanecerán como grandes tesoros del arte renacentista. Admiremos sus hermosas y melancólicas madonas; sus trazos elegantes y llenos de gracia, los cuales dieron a su trabajo un estilo personal que continúa maravillando e influyendo en los artistas de todo el mundo.

    El Nacimiento de Venus.
    Llanto sobre Cristo muerto.

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