Alguna vez te has preguntado, ¿a dónde van o deberían ir los medicamentos vencidos y desechos biosanitarios para no contaminar el planeta? En varias ocasiones hemos hablado de la importancia y de las acciones qué hay que realizar para reducir la contaminación de los plásticos, de cartón, etc., pero así como esas acciones son fundamentales, también es esencial conocer la importancia y el procedimiento para el control o eliminación de los desechos sanitarios; sobre todo, con la propagación del Covid-19.

Por supuesto que todos los residuos deben de llegar a un vertedero, pero los medicamentos caducos y material quirúrgico, químico y biológico usados deben desecharse de manera diferente que los demás residuos, dado que estos sin el control necesario representan un peligro para la salud humana, pues en muchos casos pueden ser altamente radioactivos e infecciosos. La mayoría de estos desechos se generan en los centros de atención en salud o laboratorios de análisis, sin embargo, también se pueden producir desde el hogar, por ello hablar sobre su tratamiento residual es sumamente importante, pues las sustancias y sus envases no dejan de ser un peligro para tu bienestar, el de los recolectores de desechos y del medio ambiente, mientras no hayan pasado por los procedimientos idóneos. De acuerdo con la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (CANIFARMA) el manejo de estos desechos debe ser integral, lo que engloba cinco pasos: 1) Acondicionamiento, 2) Clasificación y segregación, 3) Recolección, reciclaje y valorización, 4) Transporte y 5) Tratamiento.
Antes de aprender las acciones que debes de realizar después del uso de este tipo de materiales, es necesario conocer su clasificación con base en sus características y su historial de uso, dado que su tratamiento residual es una cuestión que requiere una mayor atención a comparación de cualquier otro desecho.


Residuos no peligrosos.
Son todos aquellos materiales que no pongan en riesgo la salud y sean producidos por el generador en cualquier entorno. Por ejemplo, guantes, pañuelos, gasas, etc.
Residuos peligrosos.
Todos aquellos que tengan características que representen un riesgo para la salud y el entorno, como infecciosos, inflamables, explosivos, volátiles, corrosivos, tóxicos y de carácter biológico-infeccioso. Por ejemplo, medicamentos vencidos.

Residuos sanitarios asimilables.
Su procedencia es de pacientes sanos y no requieren de tratamiento especial.
Residuos específicos de riesgos.
Por su alto riesgo para la salud, requiere de un protocolo concreto por ser infecciosos y transmitir enfermedades. Por ejemplo, jeringas.
Residuos tipificados por normativas singulares.
Como citostáticos, restos químicos, radiactivos o medicamentos caducados.




Definitivamente, el proceso de reciclado de medicamentos conlleva una correcta identificación, separación, almacenamiento y entrega a un gestor autorizado para su tratamiento o eliminación de forma correcta. Cabe mencionar que el reciclaje sólo se efectúa en los envases y empaques de cartón, plástico y papel llevando un tratamiento como cualquier otro residuo sólido. Muchos de estos se pueden reciclar, además de que con la separación se reduce hasta en un 60% el volumen de los residuos por tratar.
¿Qué pasa con las sustancias?
Los materiales que se puedan reciclar son gestionados por recicladoras especializadas, mientras que los restos de medicamentos que no se pueden reciclar son gestionados por empresas autorizadas para su valorización energética o eliminación controlada.
Para los residuos generados por la industria farmacéutica y los medicamentos caducos, la legislación mexicana prevé su manejo reglamentado en el Capítulo III, Artículo 41 del Reglamento de la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente en Materia de Residuos Peligrosos (25 de noviembre de 1988), que dice: “Cuando los productos de origen industrial o de uso farmacéutico en cuyos envases se precise fecha de caducidad, no sean sometidos a procesos de rehabilitación o generación una vez que hubieren caducado serán considerados residuos peligrosos, en cuyo caso los fabricantes y distribuidores serán responsables de que su manejo se efectúe de conformidad con lo dispuesto en el reglamento y las Normas Técnicas Ecológicas correspondientes”.
Por otra parte, José Antonio Aedo, Director general del SINGREM (Sistema Nacional de Gestión de Residuos de Envases de Medicamentos) nos señala que es importante saber que los principios activos de todos los medicamentos ya sean antibióticos, hormonas, analgésicos, oncológicos, desinflamatorios, antidepresivos, entre otros, pierden su capacidad para lograr el efecto terapéutico deseado al rebasar su fecha de caducidad, pero no dejan de ser sustancias químicas potencialmente peligrosas para el medio ambiente y los seres vivos. Por ello, el SINGREM es la única sociedad especializada no lucrativa en nuestro país, dedicada exclusivamente al acopio, recolección, traslado y entrega garantizada de medicamentos desechados a empresas especializadas en la destrucción no contaminante de residuos peligrosos, afiliada a la Red Iberoamericana de Programas de Consumo de Medicamentos. La asociación opera gracias al financiamiento de los laboratorios afiliados a la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (CANIFARMA), la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF) y la Asociación Nacional de Fabricantes de Medicamentos (ANAFAM), ya que de acuerdo con la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos, es responsabilidad de los fabricantes realizar la disposición adecuada de los medicamentos caducos tanto de los que tienen en sus almacenes, como los que desechan los consumidores.




El SINGREM funciona en tres pasos:
1. La colocación de contenedores especiales para fármacos en farmacias, tiendas de autoservicio y salas de espera de hospitales (públicos). En ellos son desechados los medicamentos caducos para que posteriormente, un operador las recoja y lleve a los almacenes de asociación.
2. Una vez estando las bolsas de residuos en los almacenes, estos se pesan y se hace un registro minucioso de lo recolectado para generar información estadística de utilidad. Una vez concluidos estos procesos, los productos se trasladan a las instalaciones de alguna de las empresas de destrucción segura de residuos peligrosos.
3. Una vez procesado el volumen total de los fármacos entregados, la empresa procesadora entrega un manifiesto de destrucción a SINGREM, con el se garantiza la disposición final de los mismos.
Sin duda, es fundamental conocer el cómo y dónde se pueden llevar este tipo de residuos, y así disminuir en un gran porcentaje de la contaminación de las más de 19 mil toneladas de residuos farmacéuticos. SINGREM es tan sólo un medio en el que podemos hacer lo correcto con estos contaminantes, pero te recomiendo investigar sobre otras compañías que se especialicen en este tema, pues desafortunadamente, esta empresa aún no tiene presencia en nuestro estado.