La relación de pareja es un vínculo importante que puede tornarse en armonía, sin embargo en ocasiones puede vivirse de manera difícil. Esta se da bajo tres elementos: atracción física, atracción emocional o atracción intelectual. Es fundamental saber que es un vínculo en que la mayoría de las personas deben de considerar diversos aspectos para que esta fluya y sea para el propio crecimiento, así como un camino para disfrutar lo grandiosa que puede ser la vida.

En la búsqueda de este vínculo nos encontramos con personas con las que podemos aportar mutuamente, no obstante, existe la posibilidad de coincidir con aquellas con las que se crean las relaciones tóxicas, las cuales no nos hacen sentir bien, no nos permiten que la relación se fortalezca, ni permiten el crecimiento individual; y que, en lugar de producir bienestar, alegría y crecimiento, lo único que generan es estrés, dominación, temores y una constante incertidumbre.
Las parejas tóxicas manipulan, controlan, viven en un permanente victimismo, provocan miedo, inseguridad, alto grado de ansiedad y violencia en sus diferentes presentaciones. Y aunque hay momentos de felicidad, son aislados y muy breves.
Solemos caer en este tipo de relaciones debido al patrón de conducta que traemos en el inconsciente desde la infancia, tomando como primera imagen de pareja a la que tuvieron nuestros padres, misma que puede reflejar el sí estuvieron presentes, si fueron ausentes, si se vivió violencia o control, etc. En mi experiencia en terapia, sobre todo en la Terapia Sistémica (constelaciones familiares) y en la Terapia de Pareja con enfoque Gestalt, las personas que viven en una relación de pareja tóxica buscan ayuda cuando “se dan cuenta” que no están en plenitud, cuando viven en constante estrés o ansiedad.


En los años como terapeuta me he percatado de varios elementos, por así decirlo, que hacen que la persona permanezca en una relación tóxica:
•Miedo a la soledad.
•Necesidad de vinculación.
•Miedo al abandono.
•Fidelidad a los patrones de conducta
vividos en la infancia.
•Baja autoestima.
•Roles de género, como son la sumisión,
entre otros.
•Dependencia emocional.
Por fortuna siempre hay una solución y sanación, por lo que te invito a que te des el permiso de que si estás viviendo en una relación que no permite tu crecimiento personal busques ayuda profesional, porque te recuerdo que vivir en la alegría y plenitud es reconocer que merecemos estar bien, es sentirnos plenos como somos y con la vida que nos tocó, no desde el conformismo, sino desde la aceptación para de esa manera poder tomar decisiones asertivas para movernos de lugar.

GLADYS ELENA BONIFAZ CORDERO.
Sexóloga Humanista / Terapeuta de Contención Consteladora Familiar Cuántica Formada por el Instituto Brigitte Champetier de Rive.
Tel: 961 242 4872