martes, octubre 3, 2023
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    GUSTAV KLIMT

    EL MÁGICO SIMBOLISMO.

    Fábula.

    E L   M Á G I C O   S I M B O L I S M O.

    La Bailarina.

    La belleza femenina en su forma más sensual y exquisita, casi hipnótica, es la esencia indisociable de la obra de uno de los grandes maestros del modernismo. El arte del pintor austríaco Gustav Klimt fue alimentado por su particular visión del simbolismo que le permitió crear pinturas fascinantes que desafiaban las corrientes establecidas, liderando movimientos secesionistas junto a otros vanguardistas europeos.

    Nacido el 14 de julio de 1862 en Baumgarten, a las afueras de Viena, Klimt fue hijo de Ernst Klimt, grabador de oro y Anna Finster, cantante de ópera. Gustav fue el segundo de siete hermanos que destacó por su talento innato en el arte. A la edad de 14 años ingresó a la Escuela de Artes Aplicadas de Viena, la cual poseía un convenio de colaboración con el Museo Imperial Austriaco de Arte e Industria. Cargado de ilusiones y un talento por explotar, durante sus primeros años de estudio descubrió distintas influencias artísticas y métodos para pintar y confeccionar mosaicos. Los famosos catedráticos, Karl Hrachowina, Michael Rieser y Ludwig Minnigerode, enseñaron a Klimt técnicas de dibujo ornamental y figurativo que dieron como resultado extraordinarias copias de relieves decorativos y magníficas esculturas. Aprendió pintura con Ferdinand Lauberger y Julius Víctor Berger, y descubrió elementos para fabricar sus propios pigmentos.

    Sus hermanos, Ernst, escultor, y Georg, cincelador, también estudiaron en la misma escuela, incluso colaboraron en algunas de sus creaciones. Cuando Klimt concluyó sus estudios, formó un trío exitoso junto a su hermano y su compañero Franz Matsch, quienes constituyeron la “Compañía de Artistas” que tuvo a su cargo numerosas obras arquitectónicas en edificios públicos, tales como la decoración de la escalinata del Burgtheater y del Museo de Arte.

    En 1891 Klimt formó parte de la Asociación de Artistas Plásticos y sin alcanzar los treinta años ya había recibido la Cruz de Oro al mérito artístico y formaba parte del círculo de intelectuales de Viena.

    En sus inicios, el apego al trabajo tradicional rutinario de la estética historicista frenó su trabajo. La sociedad austrohúngara vivía en armonía con manifestaciones hiperrealistas e historicistas, en donde la idea Femme Fatale en una obra era simplemente inaceptable, una represión para los artistas.

    La Virgen.
    Serpientes Acuáticas.

    Para 1897 el aire de renovación liberal y burgués se había expandido por todo el continente, y las instituciones académicas ponían especial énfasis en fomentar el buen gusto estético y dejar a un lado el modo irreductiblemente histórico de los asuntos humanos.

    El punto culminante de su relación con la administración imperial llegó en 1894, cuando el ministerio de Educación le encargó pintar tres paneles de la Universidad y Klimt realizó polémicas pinturas catalogadas como “pornográficas y de excesiva perversión”. Su trabajo fue severamente criticado por el Establishment y el Emperador. Lamentablemente estas intrigantes creaciones fueron destruidas por los Nazis en 1945, y sólo se conservan fotos y bocetos.

    Decepcionado por la respuesta represiva del ministerio, Klimt encabezó en 1897 una rebelión artística y fundó junto a otros artistas la Wiener Secession, un movimiento artístico que fomentaba el modernismo europeo y se independizaba de la Asociación Oficial de Artistas. En 1899 se terminó de construir el edificio con el mismo nombre, el cual albergó exposiciones modernistas símbolos visibles del movimiento. Hoy en día, una de las construcciones más conocidas de Viena identificada por su famosa cúpula dorada.

    Adele Bloch Bauer II.

    El grupo adquirió rápidamente un estatus de gran relevancia y fueron protagonistas de extraordinarias creaciones en edificios, murales y cuadros. Su objetivo, renovar y despertar el interés de los ciudadanos vieneses por las manifestaciones artísticas libres basadas en las innovaciones culturales. La Secession intentaba influir en la política y en la sociedad, y para difundir sus doctrinas, fundaron la revista Ver Sacrum, la cual dio a conocer abundantes ilustraciones y nuevos estilos artísticos.

    Su estilo personal evolucionó, Klimt dejó de ser complaciente y se liberó del esclavismo de la crítica y de su estilo hiperrealista. Desafió los cánones establecidos y mostró a la mujer en superioridad erótica, libre y seductora. La carga simbólica fue una constante en cada obra, donde los motivos geométricos y vestidos adornados con diseños decorativos y coloridos mostraban una sensualidad exuberante.

    Nudas Veritas (1898) y Goldfish (1901-1902), son dos de sus obras en donde el mensaje político-artístico refleja una postura desafiante. Klimt luchó siempre por la libertad de expresión del artista, fue un hedonista que buscó la felicidad a través de las mujeres. Sus cuadros, retratos y paisajes se caracterizaron por una intensa energía sensual, en donde las líneas y colores convergen en una riqueza ornamental e imaginativa. La mujer siempre formó parte de su vida y de sus obras, su musa inspiradora con la que compartió más que su arte. El cuadro Hope I (1903), fue un retrato a una bella modelo que posó embarazada del segundo hijo del artista. El embarazo fue un tema tabú durante siglos y Klimt realizó una obra con extraordinaria sensualidad.

    Klimt también llegó a ser un representante del género paisajístico. Realizó más de cincuenta obras, en donde el ser humano y los animales se encuentran ausentes en composiciones fragmentarias y asimétricas que transportaban al espectador a un espacio natural y misterioso.

    Su trabajo y el de otros artistas de la Secession se expandieron internacionalmente, con el objetivo de defender las opciones libres y artísticas en la creación de arte. Klimt viajó por el continente europeo para impregnarse de la diversidad cultural y artística. Continuó creando cuadros polémicos que despertaron escándalos y protestas de las autoridades académicas. Esta situación aunada a la desaparición de la revista Ver Sacrum, y a diferencias internas por nuevas ideologías, provocaron en su momento, la Secesión de la Secession.

    En 1909 llegó el fin del dominado “Periodo Dorado”. Klimt continuó con múltiples exposiciones y reconocimientos, aunque llegó también el deterioro de su salud.
    Metódico, reservado y callado, siempre vivió junto a su madre y dos de sus hermanas. El artista se convirtió en representante del pensamiento modernista y vanguardista, y en su vida privada gustaba de usar sandalias y túnicas como forma de promover el atuendo informal para los hombres. Desaliñado y sencillo se consideraba “poco interesante”, incluso nunca realizó un autorretrato. Emilie Flöge, a quien retrató en repetidas ocasiones, compartió su pensamiento liberal. Una mujer cariñosa y respetuosa con su arte, que se resignó a ser su eterna compañera por la incapacidad de Gustav a comprometerse y protagonizar múltiples encuentros amorosos.

    Judith.

    Retrato de Sonja Nips.
    Palas Atenea.

    Palas Atenea
    Óleo sobre Lienzo, 75 cm x 75 cm
    Historiches Museum, Viena, 1898

    Al igual que su compatriota Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, Klimt entrelazó símbolos para conferir a sus creaciones nuevos significados. Se propuso recuperar antiguos signos con una nueva carga y dimensión estética, tal y como lo había hecho Freud con su pasión por la cultura antigua y la arqueología. Alejándose de la tradicional concepción académica, retrató a una Palas Atenea amenazadora, opulenta y siniestra que tiene en sus manos a la Nuda Veritas –la verdad desnuda– sosteniendo el espejo ante el mundo moderno. Esta obra simbólica de gran belleza es uno de los trabajos de Klimt más representativos.

    Judith
    Óleo sobre Lienzo 84 cm x 42 cm
    Österreichische Galerie, Viena, 1901

    Una de las composiciones más insinuantes, escandalosas y atractivas de Klimt es este lienzo sobre la heroína bíblica de la historia de Judith y Holofernes. Judith era una atractiva dama que rescató a la ciudad de Betulia de las manos de Holofernes, el general del rey asirio Nabucodonosor. La historia cuenta que Judith, sedujo y decapitó a Holofernes, cuando en una cena el general bebió de más, presentando victoriosa la cabeza del asirio ante sus compatriotas librando al pueblo hebreo de la amenaza militar. Sin embargo, Klimt nos muestra a una heroína poseída por el deseo erótico reflejado en su mirada vidriosa, sus labios seductores, su pecho desnudo y su enigmática sonrisa. Un símbolo de la liberación de la mujer, el lienzo de Judith fue motivo de escándalo dentro de la burguesía vienesa. La heroína de Klimt entrelazaba la seducción y la destrucción, era una femme fatal capaz de decapitar a un hombre cometiendo su crimen por placer, disfrutando de lo que hacía.

    El Beso.

    El Beso
    Óleo sobre lienzo 180 cm x 180 cm
    Österreichische Galerie, Viena, 1908.

    Esta composición forma parte de la denominada Época Dorada de Klimt y es posiblemente la pintura más reconocida y difundida del artista. Aquí el pintor retrata exquisitamente el ideal del amor terrenal y espiritual. La pareja forma un todo armónico, fundiendo los cuerpos en un beso que parece eterno en un marco de fantasía y éxtasis onírico. El Beso constituye una maravillosa interpretación moderna al arte bizantino de Ravena, ciudad que Gustav Klimt visitó en 1903. Sus figuras bidimensionales, la carencia de un fondo, sus tonos dorados y opulentos, el maximalismo ornamental y su perspectiva plana con escenas yuxtapuestas, todo esto nos remonta a los preciosos mosaicos bizantinos de Ravena y Constantinopla.

    En enero de 1918 Klimt sufrió un ataque que le paralizó la mitad del cuerpo. Su estado ya no le permitió pintar y se alejó de cualquier presencia para no ser visto frágil y enfermo. Viena sufrió una epidemia de gripe que le arrebató la vida y la de cientos de vieneses.

    El talento de Gustav Klimt es único, tanto sus pinturas como sus murales destacan por su intensa energía sensual. Klimt renunció a la fama oficialista y se entregó a cada una de sus pinturas en donde los hombres estaban en segundo plano y las mujeres irresistibles con alma mítica de placer y exceso fueron las dueñas absolutas de los lienzos y de su imaginación.

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