
A lo largo de nuestras últimas ediciones han podido conocer más de cerca la vida del Lic. José Eugenio Solórzano Paniagua, quien nos ha abierto las puertas de su casa y nos ha contado anécdotas profesionales y personales sumamente interesantes. En esta oportunidad nos habla acerca de su destacable participación en el Club Rotario de Tuxtla Gutiérrez, organización que tiene como función (hasta la fecha) el entablar y accionar conveniente ante los problemas del mundo actual, tal como la pobreza, el analfabetismo, la contaminación ambiental, entre otros temas.
La vocación de servicio del Lic. Solórzano fue el motivo por el cual su concuño, el Ing. Miguel Lomelí Herrera lo invitó a una reunión del Club Rotario de la capital, esto con el fin de que pudiera conocer a los empresarios más prósperos de ese entonces. Lo que por casualidad le permitió conocer a Héctor Cámara, quien recientemente había sido elegido como presidente de la sede del estado; el encuentro evidentemente fue de notable agrado para ambos, puesto que, el empresario Héctor le expuso su total apoyo e invitó a fungir como su secretario en su nueva encomienda. Desafortunadamente, a mediados del año 1960 a tan sólo a unos meses de entablar una agradable amistad, Cámara falleció.



Tiempo después de tan desagradable acontecimiento, Lauro González Sansalvador fue electo como nuevo presidente del Club y el suscrito continuó con sus labores de secretario. González como presidente solicitó la ayuda del Lic. Solórzano para la planeación de la construcción de un domicilio social para efectuar las asambleas del Club Rotario. Idea que le pareció excelente, proponiéndole el acudir con un socio del club, el Ing. Francisco Anza, quien sin disputa decidió donar mil quinientos metros cuadrados segregados de su finca familiar “El Arenal”, la cual colindaba con el actual boulevard “Dr. Belisario Domínguez”. Tomando en cuenta que el Club Rotario no podía tener bienes de su propiedad porque así lo establecen sus estatutos fue necesario constituir una asociación civil llamada “Casa de la Amistad”. Para proceder, el notario Amador Coutiño de Coss constituyó legalmente la asociación civil con la denominación “Casa de la Amistad” y elaboró la escritura correspondiente otorgada por el Ing. Anza y su familia. Para el inicio de la construcción, la Constructora Chiapas, representada por el Ing. Flavio Coutiño Velasco (miembro de la Casa de la Amistad) y el arquitecto Jorge Serrano Ornelas estuvieron a cargo de la supervisión de la obra con fondos económicos del club y con una aportación de un cuarenta por ciento de las acciones de la sociedad por Carlos Maciel (miembro del club).
En su calidad como presidente del Club Rotario de esta ciudad, el Lic. Solórzano tuvo el privilegio de formar parte de la comisión negociadora que formó el Poder Ejecutivo del Estado para dialogar y convencer a los propietarios que resultaron afectados en la ampliación de la avenida central de esta capital, obra magna del gobierno del Dr. Samuel León Brindis.
El Lic. Solórzano deseaba en algún momento aportar sus conocimientos y dedicación, así como desarrollar un plan de trabajo, en el que sobresalieran puntos importantes de la educación, comunicación y salud. Logrando tal objetivo en el año 1962, tomó posesión de la presidencia del Club Rotario de Tuxtla Gutiérrez. A este acto asistieron el Gobernador del Estado, el Dr. Samuel León Brindis; Eduardo J. Albores, profesor, distinguido historiador y rector del Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas; Esteban Corzo Blanco, presidente Municipal de la Capital del Estado; Gilberto Rincón Castillejos, presidente del Club de Leones; Amín Simán Habid representante de la Cámara de Comercio de esta ciudad; y el Ing. Vicente Martínez Vázquez, representante del Gobernador de Rotary del Distrito 419. Asimismo, estuvieron presentes medios de comunicación que grabaron y trasmitieron el momento.
Un dato muy interesante del club es que cada día miércoles de la semana, un miembro organizaba una cena y en ella debía exponer algún tema de interés social; pero en la práctica únicamente se celebraba la cena y se omitía el tema. Sin embargo, el deseo del licenciado por cumplir con lo ofrecido en su plan de trabajo, hizo saber a los organizadores de cada cena que no se preocuparán por los temas, en virtud de que participarían expositores de diferentes dependencias oficiales. Entre las personalidades que invitó destacan un distinguido miembro de Rotary Internacional que disfrutaba de unas vacaciones en nuestro estado, y que posteriormente destinó un cheque firmado por la cantidad de dos mil dólares para la biblioteca del Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas, con el fin de que comprarán libros de los que carecían. En una ocasión distintinta invitaron al Gerente de Teléfonos de México (Telmex), a quien solicitaron gestionar teléfonos automáticos para la capital, ya que en ese entonces la mayoría de las capitales de la república ya contaban con este servicio; seis meses después se instalaron las primeras líneas. En una tercera cena se hizo presente el Gerente de la compañía Mexicana de Aviación de la capital, con el objeto de que la empresa que representaba incluyera los días domingos en sus vuelos diarios a la Ciudad de México; quince días después de haber enviado un escrito la compañía incluyó los domingos en su sistema de viaje.

En el año 2006, el suscrito en unión de los señores el Dr. Alejandro Castineira y el Ing. Flavio Coutiño, los únicos sobrevivientes de los asociados de la “Casa de la Amistad”, presentaron un escrito ante la dirección del registro público de la propiedad de este lugar para evitar la venta del inmueble de la “Casa de la Amistad”.