
En estos próximos días la primavera llega alrededor de todo el mundo, una época de floración que llena de colores gran parte de los campos. Pero de todos los lugares que pueden existir, Países Bajos nos deja sorprendidos con sus tonos rosas, amarillos, morados, naranjas, etc. El país ubicado en Europa occidental es el principal exportador de tulipanes con un 44% en producción, por lo que la primavera se apodera notoriamente de él. Además, es considerado en el sector agroalimentario como una potencia, ya que ocupa el segundo lugar como exportador de vegetales y el quinto lugar en frutas.
Si hablamos respecto a su extensión territorial es uno de los más pequeños, sin embargo, no ha sido razón suficiente para detener su desarrollo económico, social y sustentable. Después de un amargo acontecimiento en la Segunda Guerra Mundial, el país neerlandés prospera financieramente y provee a sus habitantes y visitantes un ambiente acogedor, cosmopolita y ecológico. Indudablemente, los neerlandeses son un ejemplo para todas las demás culturas, dada su participación en el comercio internacional y por su habilidad de resurgir después de cinco años en los que se les obligó a callar, a abandonar sus hogares, entre otras cuestiones desafortunadas.
El progreso de Países Bajos radica en el adecuado sistema que diseñan y ejercen en la educación social; en el uso y desarrollo idóneo de las herramientas de la tecnología; y al desempeño de sus habitantes por formar parte de las cadenas de valor internacionales. Es una zona donde la innovación es constante y donde su historia sigue marcando la diferencia.


Después de un letargo invernal los neerlandeses reciben a la primavera de manera fascinante, ya que la mayoría (si no es que todos) de sus campos se vuelven multicolores. El ejemplo más notable es Keukenhof, el jardín de flores más grande de Europa y del mundo, abarcando 32 hectáreas en el que se logra una plantación de más de 7 millones de bulbos de tulipanes, jacintos, narcisos, lirios, entre otros. La producción de tulipanes es tan alta en este país, que así mismo es el incremento del polen, por lo que si eres alérgico debes de llevar contigo los medicamentos necesarios para aliviar las posibles molestias. El tulipán no sólo es para ellos “una flor bonita”, sino también su símbolo principal para conmemorar a todos los que perdieron la vida en la invasión Nazi de la 2ª Guerra Mundial; así como el símbolo de agradecimiento a Canadá por haber dado refugio a la reina Guillermina (gobernante de Países Bajos, 1890- 1948) y a su familia, y por haber desempeñado un papel crucial para su liberación. Es por ello, que año con año envían 10.000 bulbos de tulipanes a Canadá, para conservar su estrecha relación y llevar a cabo el “Festival Canadiense del Tulipán” en Ottawa. Cabe mencionar que, en el año 2020 por medio de la Embajada del Reino de los Países Bajos, se hizo llegar a México 430 ramos de tulipanes, los cuales fueron entregados al personal médico del Hospital de Infectología del Centro Médico Nacional La Raza, por su labor y esfuerzo durante la contingencia.

Curiosamente los molinos son también parte de su imagen, sobre todo los de Kinderdijk, provincia que se ubica a una hora y media de Ámsterdam. En 1740, fueron construidos diecinueve molinos de viento que tenían como función controlar los niveles del agua, ya que por si desconocían, este país es geográficamente llano, por lo que gran parte de su territorio se encuentra por debajo del nivel del mar. Actualmente, ya cuenta con sistemas modernos de gestión de agua, sin embargo, estos fueron en su momento perfectos para evitar inundaciones. Por esta razón, en 1997, Kinderdijk fue nombrado como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Además de ser el lugar de los tulipanes y molinos fue la inspiración de uno de los pintores postimpresionistas más sobresalientes, Vincent Van Gogh. Para darnos una idea de lo que plasmó se puede visitar El Museo Van Gogh en Ámsterdam, donde están resguardos algunos de sus 900 lienzos, como “El dormitorio en Arlés”, “Los comedores de patatas” o autorretratos. Otro de los museos más importantes de la capital es La Casa de Ana Frank, un lugar estremecedor que nos posiciona en la línea del tiempo de Ana, la niña judía que nos sigue conmocionando con el testimonio de los horrores del holocausto escritas en su diario.


De Ámsterdam nos trasladamos a Róterdam, una de las ciudades más concurridas de todo Países Bajos, pues se caracteriza por edificios vanguardistas e inhabituales, así como “Las casas de cubo” construidas para su venta desde 1978 por el arquitecto Piet Blom. Las 32 casas tienen en la parte superior una estructura en forma de un cubo con una inclinación de 45°; sus formas tan inusuales hacen de esta zona un punto de interés para quienes les fascine la arquitectura o para aquellos que busquen espacios para crear fotos excepcionales.
Han dejado la guerra atrás, reconstruyéndose de manera sorprendente, al punto de ser hoy en día un ejemplo en todos los ámbitos, pues su cultura está encaminada en construir un mejor futuro. Es altamente desarrollado por su ubicación, historia y accesibilidad para concebir múltiples servicios, además de que sus sistemas van de la mano con la creatividad, innovación, sustentabilidad, pero, sobre todo, con la paz.
