
El ukelele o el peculiar “aloha” son tan solo algunos distintivos de la cultura e historia del archipiélago más turístico del mundo. Hawái es un sitio en el que se puede disfrutar y contemplar de un clima tropical, de la brisa del mar y del vapor blanco de los volcanes en cualquier temporada del año. Además, es perfecto para aprender sobre los últimos momentos de la Segunda Guerra Mundial, puesto que la tierra hawaiana fue uno de los puntos más significativos para el fin del conflicto militar.
El pequeño pero encantador estado está situado en las aguas del océano pacífico; no obstante, representa el quincuagésimo estado de EE.UU., desde el 07 de julio de 1898. Su anexión se debió a que el país norteamericano se percató de su alto potencial como productor de piña, azúcar y arroz; y por estratégia política. El territorio está conformado por 132 islas, de las cuales ocho son las principales: Oahu, Big Island (Isla de Hawái), Maui, Kauai, Molokai, Lanai, Niihau y Kahoolawe. El deseo por conocer este paraíso ha hecho que en la actualidad su población sea una mezcla de hawaianos nativos, caucásicos, afroamericanos, indio americanos, asiáticos y latinos. Por otra parte, es el único estado de la unión americana que posee un lenguaje autóctono, teniendo el malayo-polinesio como idioma oficial, sin embargo, por la diversidad de su población se utiliza mucho más el inglés.

Su desarrollo social y económico es significativo, pero, sin duda, la diversidad de actividades es el imán para los turistas. Se caracteriza por ser la zona del verano interminable, de la exuberante vegetación y perfecto para alejarse del ruido de las grandes ciudades. Lo que más sobresale del estado son sus costumbres y tradiciones, pero también tiene protagonistas naturales como sus playas paradisíacas e inmensos volcanes.
La isla Oahu es la puerta principal para conocer todo el archipiélago. Destaca por ser la localidad más moderna, ya que en ella se encuentra Honolulu, la capital de Hawái. Abarca 1,545 km² de superficie y cuenta con aproximadamente 953,207 habitantes. Recorrer Oahu es una maravilla, dado que hay zonas y arquitecturas que aguardan anécdotas singulares, así como el laberinto de Plantación Dole, una de las atracciones más populares de la ciudad por disponer de uno de los tres laberintos más largos del mundo: el Laberinto de Piña, el cual se extiende a 1,6 hectáreas, tiene una superficie de 4,82 kilómetros y está formada por 14, 000 plantas. Es mundialmente famoso por la forma que se encuentra en el centro y por su recorrido en el tren Pineapple Express.

El cráter Diamond head (Cabeza de Diamante) es la figura icónica de la isla, dada su ostentosa y desafiante forma. Su primer nombre en hawaiano era Leahi (ceja del atún), pero fue modificado a mediados del siglo XIX, debido a que marineros británicos encontraron “diamantes” en las laderas del cráter, lo que después se confirmó que eran solamente cristales de calcita. Tiene una vida de aproximadamente 200 000 años y en 1904 fue una base militar de los Estados Unidos. Es ideal para para los fanáticos del senderismo, ya que consta de un recorrido vertical de 232 metros, en la que se aprecian diferentes tipos de plantas y aves. Para llegar a su cima se deben de ascender 175 escalones, los cuales se hacen pocos para quienes desean contemplar de una vista panorámica de Oahu, y de Waikiki (chorros de agua-en hawaiano) la playa del surf.

Waikiki Beach está rodeada de palmeras y de los hoteles más sofisticados del estado. Tomar el sol, navegar en barco, realizar snorkel o practicar el surf son tan solo algunas de las actividades que se pueden realizar en la zona; por ello recibe a más de cuatro millones de visitantes al año. En la actualidad es considerado como un magnifico destino vacacional por su agua cristalina, arena blanca y fina, y por reunir toda la tradición y cultura hawaiana. Definitivamente se destaca del archipiélago por su diversidad, pero también es interesante por haber sido uno de otro los puntos afectados por el ataque de la Armada Imperial Japonesa a la base naval de EE. UU del 07 de diciembre de 1941.
Waikiki Beach.
Hace unos días se cumplieron 79 años de este desafortunado conflicto armado conocido como el ataque a Pearl Harbor, un episodio desastroso que dejó a más de 2,403 personas sin vida y que cambió el rumbo de la Segunda Guerra Mundial; ya que Estados Unidos de América le declaró la guerra a Japón, provocando posteriormente los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki.
Para rendir homenaje a los marineros sobrevivientes y aquellos que perdieron la vida se han abierto al público cinco monumentos históricos que conforman Pearl Harbor, como USS Missouri Battleship, un buque que recuerda el fin de la guerra, dado que en sus cubiertas los japoneses firmaron su rendición. También se encuentran exhibiciones donde se pueden apreciar objetos, documentos y fotografías de los que integraban la tripulación. A unos cuantos pasos más se encuentra el monumento Pearl Harbor National Memorial, inaugurado 1962 y característico por estar ubicado sobre un barco hundido, además de contar en su interior placas conmemorativas con los nombres de todos los marines y marineros fallecidos.
Pearl Harbor National Memorial. Pearl Harbor National Memorial. USS Missouri Battleship.
Es curioso que a 15.5 millas de Pearl Harbor se encuentre El templo Byodo-In, un parque que representa a la cultura japonesa y simbolizando la llega de los primeros inmigrantes japoneses a el estado. Es una réplica a menor escala del Templo Byodo-in de más de 950 años de existencia de Uji, Japón. Su construcción culminó en 1968, siendo dirigido por Kiichi Toemon Sano, un paisajista de Kioto que cuidó cada aspecto del diseño del templo, de sus jardines y puentes. En la entrada principal del lugar se encuentra una bon-sho (campana) de tres toneladas de peso que por tradición o por lo menos si quieres atraer felicidad y longevidad a tu vida debes de tocar. Los turistas lo consideran un lugar perfecto para meditar o simplemente para apreciar su belleza, ya que transmite paz y tranquilidad en todos sus espacios.

No cabe duda que el surf, la danza del hula o el aloha desbordan el espíritu hawaiano. Es enriquecedor en historia y cultura, pero, sobre todo es una mirada más allá de lo cotidiano porque constituye un edén de carácter único. Quienes ya han llegado a tierras hawaianas confirman que es un espectáculo natural.