martes, septiembre 26, 2023
More

    EL ORIGEN DEL DÍA DE MUERTOS EN MÉXICO

    Hoy por hoy, el Día de Muertos en México se ha convertido en una enorme fiesta nacional en la cual participan miles de personas durante todo el día. Se hacen altares, se redactan las famosas calaveras, hay concursos de disfraces, las personas visitan el panteón para dejar flores y comida para sus ancestros, se hacen desfiles, fiestas y reuniones; los niños salen disfrazados a las calles para tocar las puertas de las casas y pedir dulces, etc. Este festejo es tan llamativo a nivel mundial que en 2008 la UNESCO lo proclamó Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. A pesar de que el 2 de noviembre se ha conmemorado por años con exagerada algarabía, la mayoría de las personas ignora de dónde proviene esta tradición.

    Su origen se deriva del México prehispánico con los mexicas. Ellos estaban convencidos de que la manera de morir era un factor primordial para el destino de las almas. Los hombres que fallecían en la guerra, los que eran usados para sacrificios y las mujeres que morían al momento de parir eran considerados guerreros, estos iban al Cielo del Sol; aquellos que tenían una muerte relacionada con las aguas, por ejemplo, los ahogados iban al Tlalocán; los niños muertos prematuramente partían al Chichihualcuauhco, allí había un árbol nodriza que los amamantaba hasta que eran enviados a nacer de nuevo; y los que tenían una muerte natural o perecían de cualquier otra manera se dirigían al Mictlán, que significa “lugar de los muertos”, el cual era custodiado por Mictlantecuhtli, “el dios del inframundo” o “señor del lugar de los muertos”. Ahí las almas debían atravesar las nueve regiones del inframundo (o los nueve estados de consciencia) con el propósito de desapegarse de su cuerpo, las emociones, la tierra y sus posesiones. Al terminar ese largo viaje de cuatro años las almas estaban listas para unirse con el universo y ser uno con el todo.

    La primera región era llamada Apanohuaia —“lugar en que habita el perro”—, en este lugar había un caudaloso río que solo podía ser cruzado con ayuda de un perro xoloitzcuintle. El segundo nivel era Tépectl Monamictlán —“lugar en que se juntan las montañas”—, el reto en esta región era ser paciente para encontrar el momento adecuado para pasar entre dos montañas que chocaban entre sí constantemente. Después estaba el Itztépetl —“montaña de obsidiana”—, allí se encontraba un cerro con puntas de obsidiana, las cuales desgarraban el cuerpo del que atravesaba la montaña. Luego se llegaba a Cehuelóyan —“lugar donde hay mucha nieve”—, donde el viajero tenía que moverse con frecuencia para no ser congelado por los violentos vientos fríos. El quinto lugar del inframundo era Paniecatacóyan —“lugar donde la persona se voltea como bandera”—, era un sitio desértico, que era golpeado por un veloz viento, donde no había gravedad, por ende, las personas eran llevadas de un extremo a otro hasta que lograban salir del desierto. El siguiente nivel era Temiminalóyan —“lugar donde te flechan saetas”—, los que llegaban a esta región debían esquivar puntiagudas flechas que eran lanzadas desde los extremos por guerreros invisibles. A continuación, estaba Teyollocualóyan —“lugar donde te comen el corazón”—, en esta región habitaban jaguares salvajes para comer el corazón de todo valiente que ahí llegara. El octavo nivel era Itzmictlán-Apochcalocán —“lugar donde se tiene que cruzar agua”—, aquí había una profunda laguna de agua negra, en la cual había que sumergirse para limpiarse y soltar todo lo que quedaba de apego al mundo. Finalmente, se encontraba Chiconahmictlán, donde el alma era libre y podía descansar en la unidad con toda la existencia.     

    Con lo anterior, podemos darnos cuenta de que nuestros ancestros veían la muerte con tremenda reverencia. Incluso celebraban a sus muertos durante un mes completo, entre agosto y septiembre. Cuando los españoles invadieron las tierras mexicas se sorprendieron por tan profunda tradición, sin embargo, las consideraron paganas. Así que, con la conquista, los religiosos europeos hicieron lo posible por imponer su festejo de los Fieles Difuntos, el cual era celebrado cada 2 de noviembre; no obstante, las tradiciones prehispánicas no se perdieron del todo, pues, hoy en día, aun se realizan algunas actividades que los indígenas llevaban a cabo, como la decoración de altares, las ofrendas, entre otras. De esta manera se logró una mezcla de culturas y se originó una nueva celebración, el Día de Muertos. Además, es importante mencionar que el Halloween ha sido un factor muy importante para que la celebración de noviembre en nuestro país esté transformándose de manera gradual.

    Debido a una sociedad enfocada en el consumismo, y a la influencia de culturas extranjeras, las personas, poco a poco, han olvidado el motivo de festejo de esta tradición milenaria, la cual es una que encierra misticismo y respeto por la vida, y no terror, suspenso, muerte, o hasta diversión. Esta desviación de creencias, aunque suene inofensivo, ha hecho que el miedo a morir esté más acentuado en el corazón de los hombres; o en el otro extremo, hasta se ha llegado a considerar a la muerte como santa. Cabe recalcar que en un principio esta celebración era para reconocer que la muerte (la separación del alma y el cuerpo) es parte de la misma vida. Por lo tanto, lo que se festeja es la vida del alma. 

    Otros Artículos

    BRISSIA MORALES

    Renata Isabella

    DOCE AÑOS DE EXCELENCIA

    POR UNA DETECCIÓN OPORTUNA

    GRANOS DE AMOR. A.C.

    OAXACA

    EL CAMINO DE LA INTEGRIDAD

    PUBLICIDADspot_img
    PUBLICIDADspot_img
    Close Bitnami banner
    Bitnami