
En esta ocasión les presento a quien, a pesar de su ausencia en la vida terrenal, sigue presente en nuestras tradiciones. Una artista que hoy en día es uno de los rostros más representativos de la cultura mexicana. Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón destacó en el arte por su expresión artística. A través de la pintura hacía alusión a su vida, sentimientos e ideologías. La artista, además de desarrollarse en la pintura, también se involucraba en temas culturales y políticos, por lo que llegó a ser no solo una referencia de los movimientos artísticos, sino también un símbolo del feminismo e imagen de las tradiciones más populares de México, como el Día de Muertos.
Hablar de la trayectoria de Frida Kahlo significa narrar una mezcla de tragedia y felicidad. Fue mucho más que una artista, se convirtió en un ícono de lucha y de rebeldía contra su vida, la que le presentaría desafíos desde su infancia y que durarían hasta el día de su muerte.
Nació el 06 de julio de 1907 en Coyoacán, Ciudad de México. Era la tercera hija del matrimonio de Matilde Calderón, originaria de Oaxaca; y de Guillermo Kahlo, fotógrafo y artista de descendencia húngaro-alemana. Varios acontecimientos marcaron la vida de la pintora, comenzando por un problema de salud que contraería a los seis años y que le afectaría hasta su adultez. En el año 1922, Frida conformó la lista de las primeras 35 mujeres que asistieron a la prestigiosa Escuela Nacional Preparatoria de la Ciudad de México, donde conoció a quienes después se convertirían en grandes artistas, escritores o políticos, tales como Salvador Novo, Alfonso Villa Rojas, Alejandro Gómez Arias, entre otros.

A los dieciocho años fue parte de un trágico accidente en un autobús mientras se dirigía a su casa, el acontecimiento le causó varias heridas y posteriormente problemas en su columna, por lo que se vio obligada a pasar tiempo en hospitales y en su habitación. Su aspiración era ser médico, pero cuanto más tiempo pasó consigo misma descubrió su habilidad para pintar. A sus 19 años, pintó su primera obra de arte a la que tituló Autorretrato con un traje de terciopelo, el cual realizó como regalo para Alejandro Gómez Arias, quien era su novio en ese entonces.
Su relación con el mundo del arte comenzaba a ser más fuerte, por lo que buscaba conocer más de ello, relacionándose con artistas de esa época como con Tina Modotti, pionera del fotoperiodismo social. La fotógrafa le presentó a uno de los más reconocidos muralistas de México, quien se convertiría en el amor de su vida, Diego Rivera. A pesar de tener una gran diferencia de edad (Diego con 42 años y Frida con 22 años), contrajeron matrimonio el 21 de agosto de 1929.


Más adelante, Frida comenzaría a retratar su vida en cada una de sus pinturas. Se estima que pintó más de 200 obras, de las cuales las más representativas son: “Hospital Henry Ford” (1932), “Las dos Fridas” (1939), “Autorretrato con collar de espinas y colibrí” (1940), “La columna rota” (1944) y “Autorretrato en la frontera entre México y los Estados Unidos” (1932). Su carrera comenzó a tener más relevancia en 1938, cuando André Breton, poeta y teórico sobresaliente de esa época, le organizó en la prestigiosa galería Julien Levye de Nueva York la que sería su primera exposición de pinturas. Una gran oportunidad para darse a conocer internacionalmente.
Por otro lado, el matrimonio con Diego Rivera se fue convirtiendo en una pesadilla tras descubrir sus diversas infidelidades. El amor entre ellos se deterioró, pero al parecer no podían estar separados, así que pese a eso continuaron caminando juntos hasta el 13 de julio de 1954, momento en que Frida se despidió a los 47 años de edad dejando su última frase con humor tan irónico, característico de ella: “Espero una salida feliz y espero no volver jamás”.
La pintora mexicana es un ícono que representa a nuestro país ante los ojos del mundo. Hoy, sus obras forman parte de las más famosas del mundo y su imagen se ha reproducido en millones de objetos desatando la “fridomanía”, moda que ha transcendido fronteras. Se ha adoptado la personalidad de la artista para plasmarla en prendas, maquillajes, cojines, relojes, tazas, joyería, etc.
Su imagen se ha multiplicado e industrializado por todas partes y de diversas formas; pero la que más destaca en esta temporada es su importancia en el tradicional Día de Muertos (1 y 2 del mes de noviembre), celebración que se realiza para recordar y recibir la esencia de las ánimas (almas de difuntos). Hay elementos de esta tradición que se mantienen de por vida y otros que se han modificado con el tiempo como la famosa Catrina, una popular representación de la muerte que se caracteriza por ser un esqueleto que viste elegante.
La fuerza de estos dos personajes (Frida y la Catrina) ha persistido hasta la actualidad, llegando a un punto de volverse una sola para la celebración del Día de Muertos. ¿Pero, qué tienen en común?

Es muy importante que conozcan que la primera aparición de la Catrina fue en la segunda mitad del siglo XIX, la introdujo el caricaturista e ilustrador mexicano José Guadalupe Posada. Pero en ese momento se le conocía como “La Calavera Garbancera”, la cual hacía referencia a la desigualdad que ocurría en esa época en nuestro país; se llamaba así porque muchos de los productores de garbanzo intentaban parecerse a los españoles y así renegar sus orígenes. En 1947 el mexicano Diego Rivera pintó «Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central», mural en la que le daría vida por segunda ocasión, pero ahora con el nombre de Catrina. En este mismo espectáculo de pintura se puede apreciar a quien fue su esposa Frida Kahlo. Es por ello, que al aparecer en una misma pintura se le ha dado una relación con los años; además de que a Frida Kahlo parecía encantarle representar la dualidad entre la vida y la muerte en todas sus obras de arte, por lo que su identificación con la Catrina se unificó mucho más con los años, y ahora su imagen tan peculiar caracterizada por su cabello recogido adornado con flores, cejas sobre pobladas y vestimenta folclórica se utiliza para vestir a la Catrina.
Si Frida Kahlo viera el impacto que su imagen ha causado en la cultura y arte popular de México, no lo creería. Dejó un legado que se ha convertido en un importante tesoro para nuestro país, ya que actualmente se le rinde homenaje y tributo en diferentes partes del mundo mediante exposiciones de sus obras y de sus pertenencias personales.
Me pinto a mí misma porque soy a quien mejor conozco