La vida es un continuo cambio y lo habíamos olvidado, y ahora con la presencia de la pandemia que sacudió al planeta entero, hizo que nos paralizáramos. El COVID-19 nos obligó a comprender lo frágiles que somos los seres humanos y nos dio una nueva oportunidad de reflexionar sobre nosotros y nosotras. Nos hemos dado cuenta que, todos los seres humanos somos necesarios; tanto la señora de la tienda de la esquina, el trabajador de la gasolinera, el trabajador de limpieza, el doctor o la enfermera; todos somos valiosos para que esta sociedad fluya adecuadamente.
Además, es bueno reflexionar que el encierro hizo que el planeta se limpiará, debido a una caída drástica de la contaminación de los mares y el aire. Si tomamos unos minutos de conciencia, podemos darnos cuenta que el planeta respiró, pero sin nosotros. Y, ahora que estamos de regreso a las calles, podríamos voltear a ver más al cielo, respirar de manera consciente, poder ver a los ojos de los que en verdad extrañamos, dar abrazos de cinco segundos, manifestar emociones de alegría, amor y sobre todo gratitud. Besemos con más pasión, amemos más, mucho más que antes, ya que la naturaleza nos enseñó lo débiles que somos ante ella.

En este tiempo de cambios tomaremos nuevos caminos y diferentes maneras de hacer las cosas; ojalá después de todo, veamos este suceso como un gran aprendizaje, tomar lo positivo de ello y darnos cuenta de lo maravillosa que es la vida.
Cuando se presenta algún cambio, este se da de manera doble, exterior e interior: el exterior es objetivo y tiene que ver con el tiempo, con actitud y el comportamiento; el interior tiene que ver con las emocione básicas, como el miedo, la tristeza, al haber perdido a alguien o algo, o con la melancolía. Sin embargo, el retomar de nuevo a nuestra cotidianidad con nuevos retos, es lo más importante, porque es volver a creer en la vida, volver a creer que hemos salido adelante, creer en nosotros mismos y reconocer que la naturaleza es impredecible, y poder decir de nuevo SÍ A LA VIDA.
Debido a lo anterior, el papel de los y las psicólogas y terapeutas será de gran importancia para volver a vernos dentro de nosotros mismos, ahí donde está la verdadera esencia, donde está la gran inteligencia.
Con las vivencias que cada una y cada uno de nosotros vivimos en el aislamiento por la pandemia, la terapia será una gran herramienta que ayudará a entendernos mejor; así como el reconocer nuestros valores, nuestras potencialidades y nuestras sensaciones; el acompañamiento en el autoconocimiento que, estimulará a la identificación de nuestras carencias, así como de nuestras habilidades y fortalecimiento de nuestro valor.
Después de todas las situaciones vividas con nosotros mismos y con las personas con las que experimentamos este suceso histórico, la terapia nos ayudará y motivará a lograr nuestros sueños al reconocer que hemos sobrevivido, ver lo maravilloso de nuestros seres queridos y también ser grandes seres humanos.

Gladys Elena Bonifaz Cordero.
Sexóloga Humanista.
Terapeuta de Contención
Consteladora Familiar Cuántica
Formada por el Instituto Brigitte Champetier de Rive.
Tel: 961 242 4872