Definitivamente, dejamos que el plantea respirara, pero sin nosotros. El confinamiento dio resultados positivos para el medio ambiente, mejorando la calidad del aire en casi todo el mundo. La evidente moderación de nuestras actividades diarias permitió que los contaminantes atmosféricos disminuyeran significativamente hasta un 50 %.




El aire fue el principal beneficiado con la crisis sanitaria, puesto que la reducción de vehículos fue de un 74 % y del tráfico aéreo un 55 %. El uso de los medios de transporte redujo la concentración de dióxido de nitrógeno (NO2), gas de color rojizo- marrón proveniente de las emisiones de los automóviles, aviones y fábricas.
Asimismo, la vida silvestre se volvió apoderar de lo que le pertenece. Pudimos apreciar de los animales por las calles de algunas del mundo por la poca actividad humana y de la baja contaminación. Los animales pudieron volver a caminar por lo que algún día fue su hábitat y las plantas crecer libremente por donde quisieran.
No podemos negar que son buenas noticias el saber que la naturaleza pudo ser libre, mientras nosotros permanecíamos encerrados; ya que es ahí donde nos damos cuenta del todo el daño que le hemos causado. De alguna u otra forma habíamos sido parte de este buen cambio, puesto que nuestra ausencia permitió a que una parte del planeta se regenerará. Por otra parte, es importante mencionar que el impacto del confinamiento va mucho más allá; ya que a pesar de mantenernos en casa seguimos contaminado al suelo y agua. De seguro te preguntarás de qué forma.
En los primeros días del confinamiento, el planeta comenzaba a despertarse cada vez más limpio, hasta que encontramos otra forma de contaminar, sí, encontramos, porque todos en algún momento hicimos una de estas tres acciones.

LA CONTAMINACIÓN DE MATERIALES.
El cubreboca o mascarilla se ha convertido en un objeto esencial para salir de casa; su uso ha aumentado un cien por ciento. Nos vimos en la necesidad de utilizarlo, puesto que nos protege de enfermedades respiratorias. Se convirtió en nuestro mejor aliado para salvaguardar nuestra salud y no vernos afectados por el COVID-19.
La excesiva producción de cubrebocas y guantes desechables, beneficio para el cuidado de la salud, pero su uso desmedido lo convirtió en un problema ambiental a nivel mundial. Los residuos de este material se podían observar botados en vías y zonas públicas, lo que lo convertía en riesgo de infección, además de representar una amenaza más para la vida silvestre y contaminación del suelo y del agua.
Hubo denuncias ciudadanas sobre el incremento de estos residuos, por lo que en varios países se tomaron medidas necesarias para evitar los riesgos posibles. En Roma la multa por tirar un cubreboca o guante es de 25 a 500 euros ($647.5 a $12, 950). Aunque en estos momentos ya existen otras alternativas que no sean las mascarillas desechables, aun así, debes de ser como tirarlos correctamente:
- Colocarlos en una bolsa de plástico exclusiva para depositar residuos sanitarios (cubrebocas, caretas, guantes, toallas desinfectantes, empaques de medicamentos, etc.).
- Escribir “Residuos sanitarios” para su fácil ubicación.
- Dejar la bolsa en un lugar especial. Por ningún motivo debe de mezclarse con las demás.
- Debes de rociar la bolsa por fuera con una solución desinfectante. Para también cuidar de la salud de los recolectores de basura.
- Antes de entregarla indica qué tipo de desechos son.


¿Cuánta basura generaste desde tu casa?
A medida que nos fuimos quedando en casa, así fuimos afectando gradualmente al ambiente con la contaminación de desechos domésticos. En estos últimos meses se ha generado el doble e incluso el triple (dependiendo de la ubicación) de basura de este tipo.
La basura doméstica se convirtió en el mayor reto de los trabajadores de limpieza, debido a que en tan solo un día se generan tres toneladas de este tipo. Era de esperarse esta situación, puesto que desde que el confinamiento comenzó nos obligó a quedarnos en casa las 24 horas del día, y como resultado se obtuvo el aumento del 40 % en desechos del hogar. La preocupación de mantener una extremada limpieza en el hogar e higiene personal, sumándole el pánico que millones de personas; forzó a la compra desmedida de productos embotellados, enlatados y empaquetados.
Añadiéndole los restos de comida, papeles, aparatos eléctricos y electrónicos, ropa usada, en fin, todo aquello que generaste desde la “comodidad de tu hogar”. Y sí, también incluyen las cajas y cubiertos de plástico que te llevaban los repartidores de comida.
Comenzábamos a ganar la lucha con las bolsas de plásticos, pero desafortunadamente al parecer la perderemos de nuevo, pues ahora el incremento de pedidos a domicilio de comida y demás productos, generan más basura. Los residuos domésticos proceden de los hogares de millones de familias que por elección u obligación debieron de quedarse en casa. Y, aunque no nos guste la idea contaminar lamentablemente lo hemos hecho.
Aunque no lo quieras aceptar, también contribuiste a la contaminación del agua.
Parte de la basura que generaste fue llevada por el viento o por la lluvia a alcantarillas, y posteriormente a mares. Otro factor perjudicial para el agua fue el exceso de uso de productos de limpieza, pues estos están elaborados con químicos altamente contaminantes.
Hemos afectado significativamente al planeta con nuestros hábitos, pero eso no quiere decir que no podamos realizar acciones que ayuden a mejorar su salud. El tener la iniciativa de querer cambiar nuestros hábitos es el primer paso; el segundo será comenzar a realizarlos y el tercero será motivar a más personas a sumarse al cambio. Todo requiere de tiempo y dedicación, pero te aseguro que la satisfacción de hacer el bien para la naturaleza y el planeta es indescriptible.